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Narra Sebastián

Entramos a la discoteca, ya llevábamos como media hora, y nos divirtiendo mucho, demasiado realmente. Rocío toda la noche la pasó bailando con su novio y yo con Cristián. Estoy algo pasado de alcohol pero no importaba porque vine a eso; a divertirme, así me haya escapado. Seguía bailando con Cristián. Nuestros cuerpos se movían la ritmo de la música entre tanta gente.

- ¡TE QUIERO SEBASTIAN DE LA HOZ!  - gritó Cristián rodeando sus manos por mi cuello y dándome un beso cálido.

- ¡TE QUIERO MÁS CRISTIÁN BLANCO! - respondí por falta de aire - Vamos afuera que tengo mucho calor.

Ambos andábamos demasiado sudados y yo muy ebrio. De pronto abrase a Cristián y empecé a llorar.

- ¿Por qué lloras amor mío? - dijo Cristián limpiando mis lágrimas.

- Cristián he hecho algo malo - dije entre lágrimas -
- ¿Que has hecho que te tiene así? Sebastián – respondió.

- Verás Cris, mis padres quieren mandarme a vivir a Canadá para que tome un curso de Inglés pero yo no quiero, no quiero alejarme de ti, de Rocío y de todas las personas que conozco - le respondí mientras me abrazaba.  -

- Ay amor, tranquilo, todo va a estar bien - lo dijo con algo de nostalgia mientras en sus ojos aparecía un lindo brillo.  

- No Cristián, nada estará bien ¿acaso quieres que me aleje de ti? Porque yo no quiero eso y para completar, las decisiones de mis padres... nadie las puede cambiar ellos están destinados a jugar con mi vida - largué el llanto. 

- Tienes que hacer lo que dicen ellos Sebastián. Además tú eres menor de edad. Ya verás que todo se va a solucionar -De pronto me aleje de Cristián y vomité en la carretera me sentía avergonzado pero así son los efectos del alcohol. Tuve que aguantarme.

- ¿Estas bien Sebastián? -  noté que estaba preocupado por su forma de mirarme.

- Si ya pasó – respondí con las mejillas caliente de la vergüenza.

· · ·

Entramos a la disco y seguimos disfrutando del ambiente hasta las 4 de la mañana cuando decidí que era hora de regresar a mi casa, yo me había escapado y Cristian no lo sabía. De camino a casa deje a Cristian en la suya y a Rocío también yo sólo quería llegar a la mía y dormir, estaba muy cansado. Al llegar ordene que abrieran la puerta y le dije al vigilante:

- No quiero que le digas a mi Papá sobre esto, ni una sola palabra o pierdes tu trabajo - él no me respondió e hizo su trabajo.

Yo no tengo corazón para despedir a alguien lo hice sólo para que le diera miedo y se callara, sólo por eso. Estacione el auto y abrí la puerta con muchísimo cuidado y subí las escaleras, por suerte mis padres aun dormían. Llegue a mi habitación y lo que hice fue ponerle seguro a la puerta y lanzarme en la cama...

Eran las 12 del mediodía y yo apenas me levantaba y sólo porque estaban tocando la puerta. Cuando escuche el ruido me levante de inmediato y la cabeza me dolía muchísimo y mi habitación apestaba a alcohol. 

- Sebastián abre la puerta ya sé que estás enojado con nosotros pero no sigas así y baja a almorzar - grito mi Mamá desde el otro lado de la puerta.

- Voy a darme una ducha Mamá déjame solo - respondí enojado y con mucho esfuerzo por el dolor de cabeza - anoche tomé demasiado y estas son las consecuencias no creo recordar nada de lo que pasó sólo que baile muchísimo, me duelen los pies y esta resaca acabará conmigo.

Fui a la ducha hice todas mis necesidades y me tome una pastilla para el dolor no me importaba si no había desayunado. Esto sólo me pasa a mi Sebastián – pensé. Baje a la mesa del comedor y ya mis padres estaban allí. Me senté y en eso mi Papá me dice:

- ¿A dónde fuiste anoche? - me miró fijamente y mi cara de espanto fue un épica.

- A ningún lado Papá, sólo me quede en el ordenador hasta muy tarde – mentí.  -

- Tienes unas ojeras terribles hijo - dijo mi Madre -

- Espero que no se vuelva a repetir lo de ayer Sebastián y ya sabes a lo que me refiero.  Dijo mi Papá tomando un sorbo de vino. 

- Mientras ustedes no me envíen a Canadá no se repetirá, voy a almorzar en mi habitación, con permiso - deje la mesa y me fui subiendo las escaleras.

¡AY!  Son tan tontos si piensan que yo me voy a Canadá - grite alterado en mi habitación - En ese momento llame a Cristian y lo cite para vernos en el parque no quería seguir un minuto más en mi casa. Me arregle y Matías me llevó al parque y le dije que me recogiera a la hora de cenar... pasaron las horas y...

Ahí en un banco estaba él, mi chico, al que no quería dejar por un absurdo viaje a Canadá.

- Hola cariño - me lance a sus brazos y bese sus labios - noto que esta triste - ¿te pasó algo?

- En serio ¿no te acuerdas de nada de lo que me dijiste anoche? – respondió perplejo.

- No - creo que metí la pata, bueno la pata no, la pierna, todo, pensé -

- Me dijiste que te vas a Canadá y yo estoy destrozado Sebastián yo no quiero perderte, no quiero dejar a la única persona que me hace feliz en este lugar. - sus lágrimas cayeron. 

- Yo... yo lo siento - lo abracé.  No sabía que te había dicho eso. Además mis padres toman decisiones sobre mi vida y yo no puedo hacer nada aunque estoy intentando no irme y lo voy a lograr.

- Esta bien Sebastián, yo confío en ti, pero si tú te vas – un silencio se mantuvo durante unos pocos segundos y luego.  Yo me iré contigo y para ese entonces ya no serás menor de edad o no me importaría esperarte el tiempo necesario para volver a verte – me besó.  Y esas eran las palabras más hermosas que me han dicho en mi vida.

Pasamos mucho tiempo hablando de nosotros hasta que Matías llego y yo quedé con Cristián que lo iba a invitar a cenar, él decía que no pero yo le insistí, así que no le quedo de otra que aceptar la invitación.

- Matías no me lleves a casa, vamos al restaurante donde siempre voy con Rocío - le ordené -

- Si joven Sebastián - respondió él muy serio.

· · ·

Ya estábamos en el restaurante y Cristián se sentía incómodo por estar rodeado de gente como mi familia que sólo le importa el "qué dirán".

- Tranquilo ¿sí? Vamos a disfrutar de la cena. - le dije tiernamente.

- Esta bien bebé pero hay demasiados cubiertos y no se cual utilizar - dijo riendo.  -

- Tranquilo amor yo te enseño, es de afuera hacia adentro que los vas a utilizar - ambos largamos las risas mientras nuestros paladares saboreaban una comida estupenda.

- Sebastián gracias por invitarme a cenar - dijo Cristián.

- Tú no tienes nada que agradecer, te quiero - hice un guiño y le sonreí. 

- Mira la hora que es mi Mamá me debe estar esperando  - respondió mirando un mensaje que tenía.

- Bueno entonces vamos, yo te llevo a tu casa - me levante de la mesa y pague la cuenta.

- Gracias por compartir conmigo Cristián y más en estos momentos cuando en mi casa lo único que hay son discusiones - le deje un abrazo antes de que se bajara a su casa -

- Tranquilo Sebas, para eso estamos - me dio un piquito y Matías no se dio cuenta de eso. 

- Me escribes, nos vemos mañana - le envié un beso desde la ventana del auto.

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Un amor casi imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora