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"El tiro con arco es lo mío"

POV _______.

Desde que tengo memoria, la noche siempre me había parecido encantadora. Me podía quedar por horas admirando el firmamento oscuro lleno de estrellas, hasta el día de hoy me proporcionaba una paz inmensa. Una paz inexplicable. Últimamente necesitaba esa tranquilidad, mi vida había cambiado por completo y las pesadillas eran recurrentes.
Caminé de puntillas, intentando no hacer ruido. Esquive ágilmente a los campistas que dormían plácidamente en sus sacos de dormir, el piso de madera estaba helado y me aguanté las ganas de quejarme. Los ronquidos me ayudaban un poco a disimular, sin embargo no quería meterme en problemas otra vez. Con mi mano derecha sujetaba con firmeza los converse negros (los únicos que tenia) y con la izquierda trataba de mantener el equilibrio. Seguí caminando hasta que llegue a la puerta principal de la cabaña y con un solo movimiento salí de allí. Sonreí internamente mientras me colocaba los converse, los cuales me calentaron los pies después de que terminaran congelados al caminar descalza. Cuando por fin me los puse emprendí mi camino hacia el campo de fresas, el cual está a un lado del campo de tiro con arco, mi destino final. No sabía con exactitud que hora era, pero el Campamento seguía inundado en la oscuridad de la noche, aunque comenzaban a aparecer destellos más claros y naranjas. Estaba a punto de amanecer.

Había llegado al Campamento Mestizo hace unas tres semanas, desperté cerca de los límites del lugar y unos campistas me encontraron perdida y divagando. Al principio no entendía nada, ni siquiera recordaba con exactitud porque terminé llegando de tal forma, ahora que sabía que el mundo divino existía y coexistía con el mundo humano, mi mente siguió igual de confundida. Pero de alguna forma todo tenía sentido para mi. Mis pensamientos se vieron interrumpidos por una voz conocida.

— ¡________! Pensé que llegarías más tarde al campo de tiro con arco, pero madrugaste— susurró Alice alcanzándome.

Alice fue una de las campistas que me encontró cerca de los límites del Campamento, se había vuelto mi guía y también la consideraba la única persona cercana que tenía. Desde que nos conocimos, tuvimos una conexión especial. Sabíamos que podíamos confiar la una de la otra. Alice era hija de Apolo, llegó al Campamento hace unos años después de la Guerra contra Gaia y los gigantes. Era un poco más alta que yo, sus ojos eran entre color café oscuro, un poco de dorado y ámbar. Siempre los terminaba comparando con los atardeceres. Su cabello rubio le llegaba hasta abajo del pecho, como una cascada, sus cejas eran pobladas y sus labios gruesos. Después de pasar muchos años en constante entrenamiento, tenía un cuerpo atlético y firme. Se veía radiante todos los días.

—Es que quería caminar un rato por el Campamento de noche— suspiré un poco melancólica— Cuando estaba en el orfanato, me despertaba más temprano que los demás niños. Subía al techo del edificio y me quedaba viendo el cielo oscuro, me hacía sentir protegida. Bueno, todavía.

—Entiendo, eso me pasa con los amaneceres. Supongo que es por la conexión divina que tengo con el sol...¿Entonces tus recuerdos se han aclarado?

Asentí con un leve movimiento de cabeza, seguimos caminando. El sol ya comenzaba a asomarse por el horizonte.

—Si, pero no son muchos recuerdos. Solo se que desde que nací viví en el orfanato. Bueno, tuve una que otra familia adoptiva pero al final no me aguantaron mucho. Hasta que finalmente cumplí la mayoría de edad, pasaron más cosas que no recuerdo. Y finalmente llegue aquí. Aún tengo muchas dudas.

— Pronto tendrás mucha más claridad y esas respuestas llegarán. Es el camino de todos nosotros, los semidioses. Mi camino tampoco fue fácil...— estuvo a punto de decir algo más pero se arrepintió de inmediato. Detrás de esa personalidad alegre y divertida, sabia que Alice ocultaba un pasado doloroso.
Sus palabras siempre me reconfortaban. Pero trataba de no ilusionarme. Todo puede pasar.

"𝐿𝒶 𝑀𝓊𝑒𝓇𝓉𝑒 𝓎 𝐿𝒶 𝐿𝓊𝓃𝒶"[ɴɪᴄᴏ ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ ʏ ᴛᴜ] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora