"𝐿𝒶 𝑀𝓊𝑒𝓇𝓉𝑒 𝓎 𝐿𝒶 𝐿𝓊𝓃𝒶"[ɴɪᴄᴏ ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ ʏ ᴛᴜ] EDITANDO

14☾

"Inframundo"
POV ________

Había escuchado historias sobre el Inframundo pero ninguna se acercaba lo suficiente a la realidad. Era mucho más oscuro, lúgubre y aterrador. Los alaridos de las almas sufriendo en los Campos de Castigo me erizaron la piel, mientras el olor sulfúrico y ácido me revolvió el estómago todo el camino. El escenario se volvió menos aterrador cuando llegamos al Palacio de Hades.

Al entrar lo que llamó primero mi atención fue un jardín fuera de lo común. Estaba lleno de árboles esqueléticos en macetas de mármol, plantas de oro y piedras preciosas. También reconocí algunas flores pero otras eran demasiado exóticas. Mi mirada se perdió en un árbol del centro, el único frutal. No reconocí el fruto que colgaba de las ramas hasta que Alice respondió esa duda.

—Son granadas, el fruto del Inframundo— dijo dándome apoyo para seguir caminando— Comemos una sola semilla y nos quedaremos aquí para siempre.

—Todo es peligroso en este lugar— dije recordando el famoso mito de Perséfone y Hades— ¿Es tu primera vez aquí? Te veo muy tranquila.

—Trato de guardar la calma, en el fondo estoy muriendo de miedo. Preferiría escuchar a mi padre recitar sus haikus.

—¿Tan malo es?

—Créeme, eres afortunada de no conocerlos.

Comenzamos a reír tratando de aligerar la tensión que sentíamos por estar en el averno. Nico caminaba frente a nosotros, liderando la marcha. Hollie vigilaba desde atrás, previniendo algún ataque. Lógicamente, iba en medio con Alice por mi estado vulnerable.

—Si salimos con vida de esta, le pediré que escriba uno especialmente para ti.

—Me encantaría— mentí.

Recordé lo que le había hecho a mis padres, llenándome de una sensación amarga. Aún no me encontraba lista para compartir lo que vi, así que desvíe la conversación.

—Siento las piernas más fuertes, espero que para mañana ya pueda caminar con normalidad.

—Lo estarán, en la noche notarás más la diferencia.

Finalmente llegamos a la entrada del Palacio, nos recibieron unos guardias esqueleto y nos condujeron a una sala. En el centro habían dos tronos vacíos, uno hecho de esqueletos y el otro de plata. Al irnos acercando, el aire empezó a agitarse y aparecieron los dioses en sus respectivos tronos.

—Así que es la chica de la que están hablando en el Olimpo— dijo Hades estudiándome con la mirada.

—¿La hija de Artemisa?— preguntó curiosa Perséfone.

—El error de Artemisa— se limitó a decir el dios de manera cruda.

Intenté soltarme de mi amiga al escuchar las palabras crudas del dios. Ella me detuvo agarrándome con más fuerza.

—Cariño, no debes ser tan cruel— exclamó la diosa mirándolo con desaprobación— Tu cometiste varios errores y no me expreso así.

Le echó una mirada de resentimiento a Nico.

—Al menos no comí semillas de granada, perdiendo mi libertad y condenándome a vivir en el Inframundo— contestó fríamente y se arrodilló como si nada frente a los tronos.