"𝐿𝒶 𝑀𝓊𝑒𝓇𝓉𝑒 𝓎 𝐿𝒶 𝐿𝓊𝓃𝒶"[ɴɪᴄᴏ ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ ʏ ᴛᴜ] EDITANDO

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"La cazadora y la presa"
POV ________

— Espera, antes de que termines conmigo tengo derecho a saber por qué quieres matarme— dije tratando de ganar tiempo. Estaba segura que tratarían de encontrarme.

—Tienes razón, no me he presentando adecuadamente. Soy Aura, diosa de la brisa y ex cazadora de Artemisa.

—¿Cazadora?

—Al parecer sigues sin saber mucho. Tu madre tiene un grupo de cazadoras, ellas son doncellas y le prometen lealtad para siempre.

—Si eras del grupo de Artemisa, ¿qué fue lo que te hizo para que quisieras todo esto?

La mujer volteó los ojos y dudó en contarme. Finalmente accedió.

—Yo era muy feliz siendo cazadora, hacía lo que más me gustaba. Era libre y me sentía orgullosa de seguir virgen, jamás me interesaron los hombres y tener amoríos.

Su voz se apagó por un momento.

—Una vez hablé mal de tu madre, me burlé e hice comentarios acerca de su cuerpo enfrente de ella mientras tomábamos un baño en el río Sangario. Y por eso, se vengó.
Convenció a Afrodita para hacer que Dionisio se enamorara de mí, desafortunadamente perdí mi virginidad y me embaracé. ¿Ahora comprendes el daño que me hizo? ¿Lo cruel que fue? Hizo de mi vida un infierno hasta que morí.

Apretó los puños y varias lágrimas salieron de sus ojos. Me sentí muy triste por ella, entendí y comprendí el dolor que tenía guardado. Lo que le hicieron los dioses fue algo desalmado y no había justificación. Sin embargo, no podía permitir que me matara.

—Aura...lamentó mucho lo que te pasó. Lo que hiciste también estuvo mal, sin embargo no justifico el castigo que te dieron—comencé a decir tratando de tranquilizar la situación— ¿No crees que matándome te harán algo peor?

—Perdí mi vida desde ese momento, nada me importa—dijo tristemente mirándome con odio.

—Podemos buscar una solución, tal vez puedas ser una cazadora otra vez.

—Me quitaron el requisito principal para serlo. Jamás volveré a ser digna.

—Por favor, piensa las cosas. Está no es la forma correcta.

—Tampoco lo fue hace miles de años.

—Hablemos con Artemisa, si fuiste parte de su grupo estoy segura que podemos llegar a un acuerdo. Fueron cercanas y compañeras, ella podría entenderlo.

Aura me miró un poco dudosa y esperanzada. Se acercó a mí y me dió la mano para ayudarme a ponerme de pie, antes de agarrar su mano las cosas volvieron a ponerse difíciles. Una energía se hizo presente, envolviendo el cuerpo de Aura en una nube dorada.

—Aura no te distraigas de tu objetivo. Por fin tienen a la hija de Artemisa ante tus pies, indefensa y débil. ¿Perderás esta oportunidad tan valiosa? ¿Recuerdas todo el sufrimiento que te ocasionaron los dioses? Es el momento perfecto para vengarte.

Una mujer con túnica negra apareció detrás de ella, ofreciéndole una daga más grande y filosa. No pude verla a detalle, debido a la oscuridad del bosque. Lo único que percibí fueron unos ojos dorados y brillantes.