"𝐿𝒶 𝑀𝓊𝑒𝓇𝓉𝑒 𝓎 𝐿𝒶 𝐿𝓊𝓃𝒶"[ɴɪᴄᴏ ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ ʏ ᴛᴜ] EDITANDO

5☾

"Hija de la luna"
POV _________.

Desde hace unas semanas detestaba irme a dormir y comenzar a soñar. Mis sueños solo me dejaban un sabor amargo y una sensación de vacío al despertar. Lo peor de todo eran aquellas palabras que no salían de mi mente desde que las escuché por primera vez, "eres un mal augurio".
Cada letra se repetía sin parar. Una y otra vez.
Lo último que recordaba era estar dentro del laberinto junto a Alice y Hollie. Después de eso todo se volvió negro. Mi cuerpo no volvió a reaccionar, por más que intenté no desmayarme fue imposible. Dudé por un segundo abrir los ojos, no era buena idea, pero mi intuición me decía que era lo mejor.

Abrí los ojos despacio, y cuando por fin se acostumbraron a la luz me di cuenta que estaba tirada en un lugar peculiar. El panorama estaba tapizado de estrellas, constelaciones y astros que no conocía muy bien. Me quedé boquiabierta admirando cada detalle.

—Esto es tan hermoso— susurré mientras una estrella fugaz pasaba sobre mi. Todo se sentía tan real y tan familiar a la vez. Me puse de rodillas y comencé a levantarme. Las estrellas comenzaron a acercarse a mí, con la punta de mi dedo toque una. Pensé que me iba quemar, pero no fue así. Solo sentí un leve cosquilleo.

Seguí caminado a través de las estrellas, ya no me daba miedo tocarlas. Era todo lo contrario, comencé a sentir una paz inexplicable.

—Me alegra que estes disfrutando de la vista— la voz de una mujer se hizo presente en el infinito de estrellas. La sentí detrás de mi— No tengas miedo, este es un lugar seguro para las dos. Se que has pasado por cosas difíciles y tus sueños han sido una tortura.

"Es solo un sueño", pensé. Me armé de valor y me giré para ver a la misteriosa mujer. A unos cuantos metros de mi se encontraba una mujer de mediana edad, su cabello castaño estaba trenzado a la perfección, sus ojos eran plateados como el brillo de la luna y su expresión era serena y salvaje a la vez. Su belleza era impresionante.

— Y no, lamento decirte que no es un sueño— continuó con la conversación, calmada. Logró leerme el pensamiento, ¿Acaso será una diosa?

—No sé que decir, estoy muy confundida.

—Espere años para hablar contigo ________.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Por más que intentaba recordar quien era la mujer, ninguna respuesta venía a mi cabeza. Di un paso hacia atrás, nerviosa.

—Quién eres? ¿Cómo sabes mi nombre?— comencé a decir. Se retiró la capucha que traía, dejándome ver una diadema plateada con un dije de luna.

—Soy Artemisa— al pronunciar su nombre, una sonrisa cálida se formó en su rostro— No tenemos mucho tiempo para hablar, solo quería decirte que tienes un papel muy importante que desempeñar en los próximos meses. Todos te considerarán una amenaza, una hija ilegítima del Olimpo, debido a una promesa que hice hace miles de años.

—¿Entonces....tú eres mi....?— mis labios no podían formular una oración completa. La diosa se acercó a mi, y con una mano me acarició la mejilla. Su tacto era frío pero me generó confianza.

—Soy tu madre—dijo con firmeza—
Prometo explicar todo...

—No lo puedo creer, entre todos los dioses existentes jamás pensé en ti— realmente estaba asombrada. Una lágrima comenzó a caer desde mi ojo izquierdo— ¿Entonces es verdad lo que me dicen en los sueños? ¿Soy un mal augurio?

Artemisa me dió una mirada seria.

—Es lo que van a tratar de hacerte creer— quito su mano de mi mejilla— Eres alguien muy importante, la próxima esperanza del Olimpo y del mundo. No lo olvides.