28.-ADIOS

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Han pasado algunos días desde que Samuel y Guillermo volvieron de España; pero a decir verdad no he querido visitarles aun. Willy viene a casa y ambos charlamos, jugamos y tonteamos juntos.

Ha estado insistiendo demasiado en que lo visite a su departamento, pero por más que yo lo quiera no puedo aceptar ir. No es buena idea rondar por aquellos alrededores, es como tentar a la suerte.
***
Willy: Te invito a comer, y no vas a decirme que no porque ya he preparado la comida y todo, así que te espero aquí a las 4:00pm más tardar 5:00pm
Aileen: Sabes que no me siento cómoda Willy por favor no me obligues a ir.
Willy: Vamos que no podrás estarte escondiendo todo el tiempo, tarde o temprano tendrán que arreglar éste asunto.
Aileen: No hay ningún asunto que arreglar Willy.
Sabes ¿qué? El que yo esté molesta con él no tiene nada que ver contigo. Está bien iré
Willy: Excelente decisión, te espero a esas horas.
***
Creo que ésta mascara no me sirve, por más que trato de aparentar que no me afecta en lo más mínimo ver a Samuel se perfectamente que no es así, me pone vulnerable, demasiado vulnerable y si me pilla con la guardia baja caeré en la estupidez de creer nuevamente en todas sus mentiras.
Solo hay que aparentar... soy buena en eso, aparentar ser "ruda" y "fuerte" para que los demás no me pisoteen, para que los demás no pasen sobre mi; es algo a lo que me dedique casi durante toda mi vida. Desgraciadamente yo derribé esa barrera que formé durante años, solo para abrirle mi corazón a Samuel a mi youtuber.
-Jamás pasó, jamás ha pasado y jamás pasará, solo somos amigos.
Estoy tratando de convencerme a mí misma que todo fue mi imaginación, que esta bella historia fue producto de mi imaginación.
Si no hubiera tenido tanto miedo a un nuevo lugar y me hubiera mostrado tan ruda como siempre, todo esto no estaría pasando... Maldito efecto mariposa.
Era justo la hora indicada por Willy cuando llamé a la puerta esperando que mi "hermano hijo de otra madre" atendiera la puerta.
-Hola, pasa- Saludó cortésmente. Estuvimos un rato charlando en la estancia y cuando nos dirigíamos a la cocina a comer casi después de una hora de estar jugueteando y hablando cual comadres en molino, apareció Samuel, se veía algo sorprendido de verme ahí, hace poco más de un mes que no hablamos ni tenemos contacto, él no se ha esforzado por hablarme ni mucho menos, pero creo que eso está bien para mí, me ayuda a mantener la distancia que siempre debió existir entre nosotros.
-Hola ¿cómo estás?- Trató de ser amable y cortés, me presentó la mejor sonrisa que tenía y para hablar utilizó tono de voz que sonaba cálido y agradable al oído.
-Hola- le conteste contrariamente a como el de dirigió hacia mí, use un tono frío, seco y cortante. Trataba de disimular pero mi expresión corporal me delata, estoy demasiado tensa y creo que mi rechazo hacia él es demasiado notorio.
-Bueno pequeño monstruo elige que vas a comer, hoy me lucí con la comida- Intervino Willy para aligerar el habiente el cual se tornaba muy pesado.
-Yo quiero probar todo y espero no morir, pero más que nada deseo postre- Con Willy soy una amor, creo que estoy haciendo demasiado evidente mi diferencia de trato con uno y con otro. Creo que Samuel lo ha notado, no para de observarme fijamente, cada movimiento, cada palabra que sale de mi boca. Su semblante esta algo decaído.
-Sonríe pero no es la misma chica risitas de hace un mes- Lo escuche que murmuraba entre dientes, tal vez hablaba para si mismo perdido en sus pensamientos, pero lo alcance a escuchar. Creo que jamás había tenido tanta razón, no me siento la misma.
-Ay que tonto, dejé las gominolas en el coche, pero sírvanse, vuelvo en un santiamén- Habló Willy para el pequeño grupo.
-Aileen...- Trató Samuel de pronunciar tomándome delicadamente del brazo.
Mi corazón estaba acelerado, estaba nerviosa, me sudaban las manos y no sabía qué hacer. Willy había sido demasiado inoportuno.
-No me gusta estar así contigo- Continuó hablando Samuel mientras se acercaba despacio. Demasiado cerca *No invadas mi espacio personal* Tan cerca que pude embriagarme con su colonia. Huele delicioso, siempre me ha encantado ese aroma –No quiero que estés molesta conmigo pequeña, ni tampoco quiero que pienses que yo lo estoy contigo- Samuel acarició mi mejilla tan delicadamente como si se tratase del más fino vaso de cristal. *No me hagas esto por favor, no quiero volver atrás, no quiero dejar mi orgullo para perdonarte* No entiendo ¿Cómo me pone tan vulnerable? ¿Cómo me desarma con tan solo palabras? ¿En qué momento éste sentimiento se volvió más fuerte que cualquier otro?
-Te extrañe mucho pequeña, extrañe hablar contigo, lamento haberte hecho sentir mal con mis acciones, tú no tienes la culpa de que yo haya nacido tonto, perdóname por ser tan troglodita. No sabes cómo estuviste rondándote por mi cabeza en todo este tiempo en verdad te eche de menos. Pequeña- Me abrazo, me abrazó ¿Por qué estoy creyendo en él? No debo, no debo. Quiero alejarme de él pero mis acciones no concuerdan con mis pensamientos.
Mi corazón iba a mil por hora, sentía que en cuestión de segundos iba a salírseme del pecho -Quizá me equivoque, quizá Willy tenía razón y Vegetta siente lo mismo que yo por él, porque de no ser así ¿Por qué te molestarías en tener tantas atenciones con una persona?
Me estoy golpeando mentalmente por pensar esas estupideces, no puedo pensar claramente teniéndolo cerca ¡Carajo! Aléjate, derrumbas todas mis murallas y me quitas mis escudos con tan solo tu mirada.
-¿Podemos volver a ser como antes? Sin discusiones y sin silencios incómodos, sin esta frialdad entre nosotros- Samuel acunó mi rostro en sus manos. Involuntariamente lleve mi mano hasta una de las suyas y asentí. *Terrible decisión* El hecho de que deje de ser tan cortante con él no significa que volveremos a estar en ese maldito intermedio doloroso esa maldita porquerías de más que amigos pero menos que novios.
-No pasa nada, todo está bien ¿vale?- Hable calmada y sintiendo que el alma me volvía al cuerpo después de esta pequeña charla. No estoy segura de si lo que estoy haciendo es lo correcto pero quería estar cerca de él de algún modo. Había tratado tanto tiempo de evitarlo y ahora lo que más deseo es estar cerca de él. Además si se me desidia a reclamar ¿qué iba a decirle? De lo único que estaba segura es que esta vez, ésta nueva oportunidad que le estaba dando sin que él lo supiera sería diferente, muchas cosas iban a cambiar, porque sea lo que hubieran sido todo eso terminó justo esa mañana en Madrid.
-Eres increíble risitas- Exclamó Samuel muy contento abrazándome por la cintura y elevándome un poco del suelo.
-Ok ya entendí, pero bájame por favor-
-Está bien, lo siento-
El ambiente en la casa se tornó más llevadero después de esto. Willy volvió de hacer, lo que fuera que fue a hacer al coche y comimos los tres juntos, charlamos y hasta nos gastamos bromas entre nosotros, parecía que las cosas volvían a tomar su rumbo.
-Parece ser que va a caer una tormenta pero de las buenas- Habló Willy asomándose a la ventana.
-Ya vuelvo, voy a mi habitación- El comportamiento de Vegetta repentinamente comenzó a ser diferente, podría decirse que hasta extraño.
-Yo también voy a mi habitación, voy a guardar lo que se está exportando porque me da a mí que si llega un apagón y pierdo todo. No te muevas ¡eh!-
-No te molestes, yo ya me iba, se está haciendo tarde, muchas gracias por la comida, estuvo deliciosa- Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla.
-Nada, espérame y te acompaño a que tomes un taxi, está oscuro afuera-
Se estaba haciendo muy tarde y por mi mente solo rondaba la idea de irme de una vez, quise ser amable y despedirme de Samuel quien al parecer tenía asuntos que arreglar en su habitación. Me dirigí a su habitación pero sentía que no estaba bien ¿Que estoy haciendo? Estoy perdidamente enamorada de él y esto no va a llevarme a ningún lado.
Caminaba demasiado sonriente a su habitación como si tuviera la esperanza de algo *un beso de despedida* mayor estupidez no podía estar pensando. Solo verlo, solo verlo una última vez antes de marcharme, nada más. Cuando iba a llamar a la puerta pude escuchar la voz de Vegetta hablando en un tono ¿meloso? pareciera que está hablando con alguien (Esmeralda).
"Apenas he vuelto y ya te extraño, he estado pensando mucho en ti, no sabes lo maravilloso que es pasar tiempo a tu lado, no hay nada ni nadie que me haga sentir como tú"
Estoy petrificada frente a la puerta siento una terrible decepción y no dejo repetirme mentalmente que soy una idiota.
-No voy a llorar, no lo voy a hacer. Aunque me lo repito una y otra vez mi cuerpo no me obedece, las lágrimas comienzan a brotar abundantemente ¿Cómo pude ser tan tonta?, ¿Hasta cuándo voy a dejar de creerle? No podía ser verdad que sintiéramos lo mismo, estaba muy lejos de ser su chica algún día. Llevaba el maldito dije, ese entupido collar con su inicial, la inicial de Vegetta. Lo tome con la mano y lo apreté fuerte, estaba tratando de contenerme para no llorar más, me estaba lastimando pero no importa. Necesito hacer algo, necesito salir de aquí.
Vegetta salió de su habitación y me vio ahí frente a él con el rostro empapado en lágrimas. Su rostro palideció fue casi como si hubiese visto un fantasma. Muy en su interior sabe que he escuchado casi todo. ¿Quiero escuchar una explicación? No lo que quiero es salir de aquí. Trato de abrazarme e hizo un esfuerzo inútil por tratar de explicar algo:
-Aileen yo...- Fue lo único que alcanzo a decir, no estaba dispuesta a escucharlo, lo empuje tan fuerte como pude y salí corriendo del apartamento, era de noche, llovía y hacía frío.

Tus ojitos me vuelven loco (Vegetta777 y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora