Después del todo

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La carta se deslizó hacia el suelo y Harry Potter no hizo nada para interceptar su caída libre. Podrías pensar que después de una guerra como la que tuvo que enfrentar, de alguna manera se hubiese sentido con ánimos de estar más cercano a la poca familia que le quedaba; pero lo que menos deseaba ahora era abrir una carta de los Dursley. Ellos y Harry nunca tuvieron una relación en sentido afectivo y él no veía el caso de que dicha disposición diera señales de cambiar por una simple carta. Es por eso que no la abrió y tampoco la tomaría desde debajo de la mesa, dónde había quedado al caer del montón de papeles que descansaban sobre la fina superficie de madera.

Harry se hundió en un sillón desvencijado de la sala mientras oía a Kreacher trabajar con ahínco en la cocina. Su decisión de vivir en el número 12 de Grimmauld Place había alegrado de sobremanera al elfo doméstico, tanto que desde entonces se esmeraba a tope en sus quehaceres y en su aspecto, incluso más que cuándo Harry decidió regalarle el guardapelo falso perteneciente al desaparecido Regulus Black. Eso fue importante, ya que así Harry tenía una compañía que no insistía en hablar de su comportamiento o de lo que tuvo que pasar los últimos meses. Kreacher no iba a hacer de psiquiatra como los demás y por otra parte, sólo con su ayuda había logrado eliminar todo el barullo de gritos que se originaba cada vez que alguien hacia demasiado ruido en el vestíbulo.

Era obvio que sólo Kreacher podía conocer el secreto para callar al retrato de la señora Black y se lo había confiado a Harry con alegría cuando este puso un pie en la casa hace unas semanas atrás. Sacarlo es imposible, girarlo no. Parecía simple cuando lo dijo y sin embargo, en la práctica se convirtió en una tarea muy complicada. Voltear el cuadro les mantuvo ocupados un par de días ya que cada vez que ponían los dedos sobre el marco, éste irradiaba altas temperaturas que hacían arder la piel como si la restregaras en fuego al rojo vivo. Afortunadamente, gracias a un constante hechizo de aguamenti y a la agilidad de Kreacher para distraer a la señora Black, por fin lograron que el vestíbulo fuera más un vestíbulo acogedor y menos un lugar de gritos e improperios.

También contribuyó a eso el hecho de que la maldición que Ojoloco había dejado para Snape, se desvaneció a la muerte de este último.

Harry sacudió la cabeza para despejar su mente de cualquier pensamiento que esté relacionado con la palabra morir o similares. No quiso pensar en eso desde que dejó Hogwarts porque el corazón se le estrujaba de manera dolorosa; sin embargo no podía huirle a eso para siempre.

Hermione envió a una lechuza hace unos días, con una carta donde al principio estaba casi regañándole por su ausencia en los actos conmemorativos por batalla. Se había arrepentido un párrafo más abajo y cambió el tono de su escritura a uno más dulce, recordándole repetidas veces que no estaba solo y que debía dejar de aislarse. En las últimas líneas le pedía encarecidamente que se presentara en la Madriguera el primer día del mes - mañana- porque los Weasley estaban organizando una pequeña reunión en honor a Fred y de verdad deseaban tenerlo ahí para acompañarlos.

Ella y Ron lo necesitaban, Harry lo sabía, pero tenía el remordimiento bailándole a flor de piel que no se sentiría cómodo teniéndolos cerca. Ni siquiera Ginny, con sus muchos intentos, logró hasta ahora derribar esa barrera que él se había impuesto a modo de penitencia, aunque la había hecho tambalear más que nadie.

Es que por más incomprensible que pareciera, Harry Potter se sentía culpable por las muertes que Lord Voldemort había causado en su búsqueda para saciar su sed de poder.

Se hallaba así mismo cuestionándose cada intrascendental decisión que tomó desde los once años, y se atormentaba pensando que habría cambiado si su actuar hubiese sido diferente. Si en el segundo curso, al enterrar el colmillo de basilisco en el diario, se hubiese enterado que era un horrocrux lo que estaba destruyendo, podría haber ganado un tiempo valioso y sobre todo preservado las vidas de tantas personas...

Harry Potter y el Legado MortífagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora