Ojos rojos

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Harry abrió los ojos pero aun así todo seguía en tinieblas. Tiritaba sin control porque el ambiente estaba helado, como si estuviera desvestido y al aire libre en el peor de los días de invierno. Sin embargo, sentía las manos humedecidas por el sudor y la ropa pegándosele al cuerpo. Estaba envuelto en una cuerda que no le dejaba moverse y estaba recostado sobre un suelo irregular que le lastimaba. El pecho le subía y bajaba en un ritmo acelerado y tenía la boca reseca. Se preguntaba a si mismo donde se hallaba cuando un aterrador grito de dolor cortó de tajo el silencio que le rodeaba. Miró a ambos lados para saber de dónde provenía, pero todo seguía tan oscuro...

-¡No! ¡Por favor, no!

Esa voz... Harry conocía esa voz de alguna parte. Se removió con brusquedad para quitarse la cuerda que lo aprisionaba y sólo consiguió magulladuras en la espalda que le empezaron a arder.

Otro alarido desgarrador.

-¡Se... lo... ruego!

Hermione. Ella estaba en peligro.

Sus gritos, cada vez más intensos, hacían eco entre la oscuridad que rodeaba a Harry. Él luchaba contra la cuerda sin cesar, pero no podía zafarse. Entonces, en medio de la penumbra surgieron un par de brazos alargados que lo atajaron.

-¡Suéltame!- demandó Harry. La cuerda se soltó al fin y él pudo ponerse de pie para buscar la varita mágica en sus bolsillos. No pudo hallarla. Los brazos avanzaron hacia él.

-¡Basta!- Hermione seguía gritando desde alguna parte de la oscuridad- ¡Por favor!

-¡Mientes, asquerosa sangre sucia, y yo lo sé! -exclamó la voz de una mujer- ¡Has entrado en mi cámara de Gringotts! ¡Di la verdad! ¡Confiesa!

Eso distrajo a Harry por un breve momento, lo suficiente para que los brazos lo sujetaran de los hombros. El chico del pelo negro quiso liberarse una vez más, pero estaba siendo sacudido tan violentamente que su cuello empezó a dolerle.

-¿Qué más os llevasteis? ¿Qué más? ¡Contéstame! ¡Crucio!

Otro grito más.

-¡Hermione!

Harry parpadeó varias veces al escuchar esa nueva voz. A partir de los brazos, surgieron un torso, unas piernas y una cabeza pelirroja.

Ron.

-¡Hermione!- volvió a berrear él sin dejar de zarandear a Harry.

Entre las sacudidas y más alaridos desgarradores, la cuerda con la que estaba sujeto captó su atención. Se retorcía sobre el suelo frenéticamente hasta que acabó convertida en una serpiente de ojos rojizos que lo contemplaba. La cicatriz en la frente de Harry ardía sin darle tregua mientras el reptil se deslizaba hacia ellos.

-¡Es que sois unos inútiles!

Más voces.

-Escucha, no es tan simple como crees.

Sin embargo, esas parecían zumbar justo en los oídos de Harry.

-¡Sólo se les ha pedido una cosa, una simple e insignificante cosa!

-Yo hice mi parte. Que aquél idiota se haya ido por su lado...

La serpiente había levantado la cabeza y la mitad de su cuerpo varios centímetros por encima del suelo. Su lengua bífida se deslizaba a través de sus fauces y miraba al chico desafiante.

-El señor Tenebroso estará colérico cuando se entere de esto.

Entonces Harry comprendió que iba a suceder. Empujó a Ron con todas sus fuerzas hacia un lado, justo en el mismo instante en que la serpiente se abalanzaba sobre ellos. Su amigó cayó al suelo con los ojos abiertos como platos y Harry sintió unos colmillos que se clavaban en su garganta.

***

N.A.: Ya sé, ya sé. El capítulo más corto de la historia (estoy exagerando XD) Bueno, no se desesperen que ya dentro de un rato subo el siguiente. Pero mientras tanto, ¿qué les pareció éste?

No saben como costó armar el capítulo esta vez -.- lo rehice como mil veces (sigo exagerando... sólo unas veinte) porque no me gustaba como iba quedando, ¡pero ahora sí! Y espero que a ustedes también :D

Dejénmelo saber en los comentarios. (Digo no, me harían muy feliz) y ya... sin más que decir... ¡nos leemos en el próximo capítulo! :)

XOXO




Harry Potter y el Legado MortífagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora