Ataques en Little Whinging

438 28 7
                                    

Si los demás alumnos que cursaban el séptimo año en Hogwarts tenían un montón de deberes, Harry Potter estaba enterrado debajo de la gran montaña que hacían los suyos. No eran ni mediados de octubre cuando el clima se hizo más frío y los profesores ya empezaban a recalcarles la importancia de los ÉXTASIS. Hermione, que se lo había tomado muy en serio, obligaba a sus amigos a pasarse por lo menos una hora en la biblioteca al día, para que cumplieran con sus tareas y estudiaran para las pruebas. Las cuales, por cierto, iban a tardar por lo menos seis meses más.

Muy conscientemente, Harry puso toda su fuerza de voluntad y se quedó un viernes hasta muy tarde para terminar con sus deberes atrasados. Quería tener el fin de semana sólo para él y Ginny y planeaba dormir hasta muy tarde. Planes que fueron desbaratados por aquella misma chica.

El sábado, un poco después del alba, la puerta de la habitación de los chicos se abrió de golpe y dos figuras femeninas entraron. Seamus, Dean y Neville despertaron sobresaltados.

-Ginny, no deberíamos...-

Hermione no había terminado de hablar porque un chorro de agua emergente de la varita de Ginny Weasley, fue a parar al rostro de su hermano dormido.

-¿Pero qué demonios...?-soltó Ron sentándose sobre su cama, desconcertado.

-Hemos quedado para las siete en punto Ron. Son las ocho. Vístete.

-¡Estás loca!

La pelirroja hizo caso omiso a su hermano. Muy normal, saludó a los otros estupefactos chicos que estaban cubiertos con sus mantas hasta la cabeza, y luego caminó hasta la cama de Harry, quién aun navegando entre sueños, ignoraba toda la situación.

-Despierta Harry...-le dijo sacudiéndole con cariño.

-¿Y por qué no lo ahogas a él también?- gruñó Ron poniéndose de pie mientras se observaba el pijama empapado.

-Porque el que se retrasó fuiste tú, Ronald- repuso Hermione divertida.

-¿No... no se supone que las chicas... no deben entrar aquí?- cuestionó Neville sobrecogido. Ron se apresuró a darle la razón.

-¡Exacto! ¡Eso mismo me pregunto yo!

Ginny se dio vuelta para encarar a su hermano. Con una expresión muy tranquila en el rostro, le dijo:

-¿Has olvidado que el maleficio del mocomurciélagos me sale fantásticamente? ¿O te hago una demostración?

-¡Soy tu hermano mayor!- exclamó Ron ofendido. Más allá, Hermione se desternillaba de risa.

-¿Moco qué?- preguntó Harry que se frotaba los ojos algo adormilado. Vio una sombra con la cabellera rojiza y de inmediato buscó sus anteojos. Había despertado al fin.

-¡Buenos días Harry!- saludó Ginny con una sonrisa.

-¡Hola!- añadió Hermione que aún no podía parar de reír.

-¿Qué hacen aquí?- articuló él sin poder creer lo que veían sus ojos- ¿No hay una norma que dice que las chicas no deben entrar al dormitorio de los chicos?

-¡Hasta Harry opina lo mismo!- agregó Ron alzando una ceja.

Su hermana volvió verle y esta vez con la varita en alto. El pelirrojo tomó su ropa de una silla que estaba al lado de su cama, y sin soltar ni una palabra más, se metió al baño.

Ya sin interrupciones, Ginny miró a Harry y anunció:

-Debes vestirte pronto, el entrenamiento tendría que haber empezado hace una hora.

Harry Potter y el Legado MortífagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora