En los pasillos

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-Y terminas con este simple movimiento de muñeca- mostró Hermione con el brazo levantado- Pero ten cuidado de no agitar mucho la varita, fue una advertencia muy explícita del profesor Flitwick. ¿Me has entendido?

Ginny asintió efusivamente. Dejo sus apuntes a un lado e iba a tomar su varita para practicar lo que Hermione le había estado enseñando toda la tarde, pero Ron se interpuso en su camino.

-Es suficiente por hoy, deberías descansar.

-Estoy bien- respondió la pelirroja quitándose un mechón de cabello de la cara y poniéndolo detrás de la oreja- Ya no me siento tan cansada.

-Ron tiene razón- reconoció Hermione cerrando un gigantesco libro- Recuerda que fuimos muy específicos respecto a tus horarios de estudio Ginny. No debes excederte, ya sabes que es...

-Peligroso. Lo sé- refunfuñó la aludida poniéndose de pie. No tenía caso discutir esta vez- Entonces, nos vemos mañana.

La chica iba dirigiéndose a su habitación, pero un pensamiento le hizo detenerse al pie de las escaleras. Miró hacia el otro lado, al lugar donde los chicos dormían, y suspiró.

-Ron...- dijo girándose solo un poco. La sala común estaba casi vacía, a excepción de los tres- ¿Estás seguro de que Harry se encuentra bien?

-Sí Ginny. No te preocupes por él. Sólo quiso meterse a la cama temprano, nada más.

La más joven de los Weasley alzó una ceja. Desde que habían llegado a Hogwarts hace unos días, Harry se notaba más cansado, como si no estuviese durmiendo las horas debidas, lo cual no se explicaba ya que las clases regulares aún no habían dado inicio. ¿Algo malo le estaba pasando?

-Espero que no me estén ocultando nada porque de todos modos me enteraré- declaró y a continuación no pudo evitar un largo bostezo- Bien, me iré a la cama. Buenas noches.

Ginny desapareció escaleras arriba y recién Hermione soltó todo el aire que contenía en los pulmones.

-Ella no es tonta- manifestó mientras recogía los libros que habían usado- Se dará cuenta en cualquier momento que Harry no ha estado pudiendo conciliar el sueño.

Ron no dijo nada. Él también estaba preocupado por su amigo. Esas pesadillas suyas no dejaban de perseguirle cada noche y le traían a la memoria viejos tiempos que hubiese preferido no volver a evocar. Y lo que le daba más recelo aún era que Harry no pudiera recordar qué es lo que soñaba.

Ya no gritaba, pero decía cosas. Eso era seguro.

Durante sus pesadillas, Harry se removía mucho sobre su cama, como si quisiera liberarse de algo. Ronald podía oírlo balbucear desde su litera sobre unos ojos rojos y cuerdas que lo atrapaban. Al final despertaba del mal sueño y se sentaba de repente. Miraba a su alrededor mientras recuperaba el ritmo natural de su respiración y volvía a acostarse. Sin embargo después de eso casi no dormía.

-Debemos hacer las rondas, se nos hace tarde- anunció Hermione bajando por las escaleras.

Ron estaba tan ensimismado en sus pensamientos sobre Harry que no se dio cuenta en que momento ella había subido a su habitación para recoger una bufanda. Se levantó del sillón y ambos salieron de la sala común por el agujero del retrato.

-Son sólo pesadillas, Ron- soltó de pronto la chica del cabello castaño, mientras subían al último piso por inspeccionar, el séptimo- No te preocupes demasiado.

Él se encogió de hombros.

-Es que ya sabes... Harry solía tener pesadillas todo el tiempo cuando...- El casi imperceptible sonido de una voz interrumpió a Ron y desde el fondo del pasillo del séptimo piso surgió una pequeña luz blanquecina- Debe ser un estudiante fuera de la cama- susurró.

Harry Potter y el Legado MortífagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora