Capítulo 22

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Andrew

Balanceo de caderas. Oh, el golf comenzaría a ser mi deporte favorito, amenos que practicáramos tenis, sería igual de interesante. ¿Y qué el combate cuerpo a cuerpo? Si bien no la golpearía, podría tocar por todas partes para "enseñarle" a Samantha como golpear. Haría cualquier cosa si me mantenía pegada a ella.

-Señor instructor, son dieciséis hoyos, vamos por el séptimo ya. ¿No debería hacerlo yo sola?- preguntó mientras me pegaba a ella para ayudarla a tirar otro hoyo. Ya que nunca había jugado, un mini golf no se oía mal y mucho menos si era para una primera cita.

-No, cállate, eres mi alumna, me obedeces.- le susurré al oído y pegué mis caderas a las suyas antes de sujetar el palo con sus manos entre las mías.- Adoración, me encanta la manera en que agarras ese palo.- me burlé en su oído, juguetón y ella rio antes de inclinarse, golpeando su trasero con mi entrepierna.

-Y no sabes como soy con las pelotas...- me contestó poniendo la pelota en el suelo y se puso de pie nuevamente.- ¿Cómo crees que seré con ambas?

-Voy a tumbarte en el suelo y voy a hacerte muchas cosas duras para ti sino dejas de hablar en doble sentido.- le advertí y soltó una risita traviesa antes de voltear su rostro hacia mí y dejarme besarla dulcemente. Sí, exacto, dulcemente. Dulce como ella.

-Entonces, tomo el palo fuerte con mis manos, lo muevo atrás y adelante y luego le doy a la pelota y hago que se meta en ese hoyito, ¿Cierto?- preguntó aún con esa travesura en su voz y sin esperar un segundo, hice lo prometido. Le quité el palo y luego de dejarlo en el suelo, el siguiente en llegar a éste fue el cuerpo de Samantha, con el mío sobre el suyo.- Vaya, Andrew... ¿No sabes que se supone que nos daremos el primer beso en la tercera cita?

-Al diablo con todo eso, estamos casados, maldición...- advertí subiéndome a sus labios y los adoré en medio de esa sonrisa que no quería borrar.- Aun me debes mi noche de bodas...- balbuceé sobre sus labios, a pesar de que recordaba que me la había pagado muy bien.- O mi luna de miel...

-Tuvimos una muy bonita noche de bodas, me diste masajes y todo.- bromeó pero no la dejé hablar demasiado. No cuando tenía esos labios frente a mí, no podía resistirme besar esos labios de miel.

-Sí, te di masajes así...- balbuceé apretándole los senos suavemente y ella rio en medio de un gemido totalmente encantador.

-No,A ndy, no...- me pidió y la quedé viendo sorprendido. Andy... Dios santo, eso era tan...

-Dímelo de nuevo.- le pedí y ella sonrió antes de alcanzar mis labios con lentitud.

-¿Porqué debería? ¿Qué gano con eso?- me preguntó con picardía y sujeté sus manos para levantarlas y dejarla vulnerable ante mí.

-¿Qué quieres a cambio?- arrastré mis labios por sus brazos y al hacerlo, percibí lo frío de su piel.- ¿Tienes frío?

-Ese es uno de mis pedidos, Andy. Estoy muriéndome de frío y me gustaría acabar este juego, como si yo no fuera una novata y el que gana, tiene que hacer lo que el otro quiera por el resto de la noche.-sugirió y la besé unos segundos antes de ponerme de pie a prisa para ayudarla. Ya con mi mano en la suya, la moví de arriba a abajo.

-Acepto, buena apuesta, cariño. Prepárate para perder...- le deseé y puso la cabeza de lado viéndome divertida antes de voltear hacia el hoyo del mini golf.

-Bien...-se concentró en golpear la pelota pero podía verla temblar mientras extendía el trasero un poco más de lo normal. Era una pícara a pesar de que no lo parecía.- Veremos qui-quién es el que pi-pierde.- se estremeció y se aclaró la garganta.

Honey Girl [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora