Epílogo

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(Exactamente, un año después)


Andrew

No sé en que pensaba cuando me metí en la página de internet de Madamme Werrington (más que en el dinero) para elegir una esposa falta, renunciando a mi soltería, mi libertad, mi alegría y soledad de estar en casa solo...

No sé en que pensaba, pero me agradezco de haber estado pensando en eso. Observar a mi alrededor me hacía demostrar que no me había equivocado, ver a toda mi familia unida, toda mi familia.

Me hubiese gustado que mi padre estuviera aquí, pero la vida era así, y no podía hacer nada más que aceptarlo. Él había luchado contra su enfermedad, lo suficiente como para ver a Tristan caminar y eso le pareció adecuado. Se aseguró de dejarle dinero de herencia, a él, a Sam, a mí, a Tate, su madre, a Sally y a mi madre. Era algo que no esperaba, pero desde que había nacido Tristan, el dinero no era la razón por la que amaba a mi padre. Ya no...

-Te ves nervioso...- susurró Tate en mi oído y me sonreí al recordar que era exactamente lo que había dicho tiempo atrás. Levanté mi mirada al cielo para encontrarme con la nieve y me sonreí al sentir los copos sobre mi rostro.

-Lo estoy, a pesar de que ya lo hice antes, lo estoy.- respondí más animado, viendo a Harry en la primera fila quien tenía sus dedos entrelazados a los de Chloe. No había pensado que, después de tantos cambios, peleas y berrinches, ellos acabaran juntos pero si Sam y yo pudimos, cualquiera podría.

-¡Wua! ¡No, fuela!- oí de una voz que me encantaba y que apenas entendía y pronto lo vi corriendo por el pasillo en medio de las sillas ubicadas para que vieran al frente. Tristan corrió hasta mí y saltó para que lo alzara en mis brazos.

-¿Qué sucede, campeón?- pregunté haciendo a un lado uno de esos rizos color miel de su rostro. ¿Quién lo diría? Sus primeros cabellos habían sido negro y luego comenzaron a tomar el mismo color que el cabello de su madre. Y acababa de cumplir un año hace días 

-Ven aquí, pequeño, tienes que ponerte una chaqueta ¿Ja?- le pidió Debra, esa rubia malhumorada y sarcastica que había conocido, vestida dentro de un vestido verde agua (diseñado por mi esposa, por supuesto) y con una chaqueta en sus manos. Era molesta a veces, y no la había soportado durante un tiempo pero claro que ahora ya nos "llevabamos bien", y siendo la madrina de Tristan, nos vimos obligados a llevarnos bien. De todas formas, después de conocerla, ella era realmente agradable, aunque ahora tuviera malditos cambios de humor a cada segundo, tenía la excusa de una gran barriga para poder ser tan desagradable conmigo como lo quisiera desde hace seis meses atrás.

Embarazada de mellizos. Envidiaba un poco a Ronnie.

-Sí, hijo, por favor, ponte una chaqueta, está nevando.- le aseguré y Tristan gruñó viéndome feo antes de dejarse poner la chaqueta. Debbie lo levantó en sus brazos y le besó la punta de la nariz, lo que hizo reír a mi hijo.- ¿Y Sam?

-Ja, sigue creyendo que yo te lo diré.- rio Debra con ironía antes de alejarse por donde acababa de venir.

-¡Dile que estoy congelándome!- le grité y ella puso su mano como una boca e hizo el típico "Bla, bla, bla". Tate comenzó a reírse detrás de mí y observó a Dianne, quien estaba junto con su suegra (la madre de Tate) y con mi madre del lado opuesto. Al parecer, los errores de mi padre resultaron buenos para la mayoría de nosotros.

-Y yo te amo a ti...- logré ver de la boca de Tate, los movimientos sin sonidos en dirección a mi hermana y elevé una ceja hacia él, resistiendo mi risa. Él me observó y borró la sonrisa de su rostro.- ¿Qué?

Honey Girl [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora