Capítulo 2

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El jueves a la mañana me desperté alterado. Una pesadilla me hizo caer de la cama. Maldición, yo nunca caía de la cama, o tenía pesadillas o despertaba alterado. Todo por esa maldita boda. Todo porque iba a desposarme. Dios, que estupidez. Si ese viejo no estuviera muriendo...

-Andrew, ¿Crees que pueda venir mañana?- me preguntó Aileen, tan juguetona como siempre acomodando su ropa y enseñandome varias partes de su piel. La sujeté de la cintura y planté un tremendo beso en su boca.

-Pues, mañana tengo un compromiso pero si te aseguras de ser cuidadosa, puedes venir a la noche- le ofrecí. Debía de admitir que era una de las mejores en la cama, mi favorita del mes.

-¿Cuidadosa? ¿A qué te refieres?- preguntó confundida, frotando su cuerpo al mío. Ella no podía saber que iba a tener una "esposa", la conocía bien como para saber que eso la desalentaría a la hora de entrar a la cama y sus servicios eran muy buenos como para perderlos.

-Que nadie te vea llegar y que nadie te vea salir. Cuidadosa.- expliqué y ella asintió dandole un apretón a mi entrepierna que pronto recibió su saludo.

-Extrañame hasta entonces- saludó antes de besarme con toda ferocidad e irse hacia la puerta. De seguro su novio estaba esperandola, o su otro amante, como sea. Si no hubiese sido así, me hubiera dado más. Aunque tenía suficiente como para distraerme de mi boda en dos días.

Me senté en la cama y me sostuve la cabeza entre las manos. Debía hacer algunas reglas con esa mujer, "mi esposa", cuando llegara. Y comenzaría una lista.

Reglas del falso matrimonio.

Número uno: No habrá nada entre el propietario y "la esposa", NADA, cuando se encuentren solos. Cuando haya gente y si es necesario, se simulará afectividad.

Número dos: No subir al tercer piso, nadie sube allí. Solo la empleada de limpieza.

Número tres: Nada de quejas cuando el propietario traiga a una chica a casa para diversión.

Número cuatro: Nada de sexo.

Puede que sea cruel, ella era un humano y si bien no quería que tuviera sexo conmigo o en mi casa, debía de... tener algo. Siempre y cuando, no fuera en mi casa, entonces...

Número cuatro: Nada de sexo en la casa, esté o no esté el propietario.

Número cinco: No salir sin justificarse.

Lo último que necesitaba era que mi "esposa" se fuera y yo no supiera donde estaba. Podía inventar una excusa, pero si ella no decía la misma todo se iría al diablo.

Número seis: Se le proporcionará a la "esposa", comida, vivienda y vestuario. Nada más.

Número siete: Se le proporcionará a la "esposa" un sueldo de $10.000 por mes para fingir sus funciones en casa del propietario.

Ya lo corregiría despues, lo haría legal y complejo. Quizás podía llamar a Harry para que me ayudara a hacerlo realmente legal. Y ese sueldo... Quizás podría hacerlo más bajo, realmente no importaba porque sabía que mi padre se moriría pronto y no debería de seguir fingiendo.

-¡Hey, hey, hey, tú!- el grito de Tate me hizo levantar mi mirada hacia él y me hizo una seña para que me cubriera con las sábanas.- ¿Qué demonios hacía esa chica aquí?

-¿Qué crees que hacía?- le pregunté con ironía, estirandome hacia mis boxers para luego ponermelos.

-Pues, yo creo que estaba haciendote masajes y recibió una buena suma de dinero, por eso esa cara- remarcó toda las palabras para hacerme llegar a algo pero...

Honey Girl [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora