El jueves a la mañana me desperté alterado. Una pesadilla me hizo caer de la cama. Maldición, yo nunca caía de la cama, o tenía pesadillas o despertaba alterado. Todo por esa maldita boda. Todo porque iba a desposarme. Dios, que estupidez. Si ese viejo no estuviera muriendo...
-Andrew, ¿Crees que pueda venir mañana?- me preguntó Aileen, tan juguetona como siempre acomodando su ropa y enseñandome varias partes de su piel. La sujeté de la cintura y planté un tremendo beso en su boca.
-Pues, mañana tengo un compromiso pero si te aseguras de ser cuidadosa, puedes venir a la noche- le ofrecí. Debía de admitir que era una de las mejores en la cama, mi favorita del mes.
-¿Cuidadosa? ¿A qué te refieres?- preguntó confundida, frotando su cuerpo al mío. Ella no podía saber que iba a tener una "esposa", la conocía bien como para saber que eso la desalentaría a la hora de entrar a la cama y sus servicios eran muy buenos como para perderlos.
-Que nadie te vea llegar y que nadie te vea salir. Cuidadosa.- expliqué y ella asintió dandole un apretón a mi entrepierna que pronto recibió su saludo.
-Extrañame hasta entonces- saludó antes de besarme con toda ferocidad e irse hacia la puerta. De seguro su novio estaba esperandola, o su otro amante, como sea. Si no hubiese sido así, me hubiera dado más. Aunque tenía suficiente como para distraerme de mi boda en dos días.
Me senté en la cama y me sostuve la cabeza entre las manos. Debía hacer algunas reglas con esa mujer, "mi esposa", cuando llegara. Y comenzaría una lista.
Reglas del falso matrimonio.
Número uno: No habrá nada entre el propietario y "la esposa", NADA, cuando se encuentren solos. Cuando haya gente y si es necesario, se simulará afectividad.
Número dos: No subir al tercer piso, nadie sube allí. Solo la empleada de limpieza.
Número tres: Nada de quejas cuando el propietario traiga a una chica a casa para diversión.
Número cuatro: Nada de sexo.
Puede que sea cruel, ella era un humano y si bien no quería que tuviera sexo conmigo o en mi casa, debía de... tener algo. Siempre y cuando, no fuera en mi casa, entonces...
Número cuatro: Nada de sexo en la casa, esté o no esté el propietario.
Número cinco: No salir sin justificarse.
Lo último que necesitaba era que mi "esposa" se fuera y yo no supiera donde estaba. Podía inventar una excusa, pero si ella no decía la misma todo se iría al diablo.
Número seis: Se le proporcionará a la "esposa", comida, vivienda y vestuario. Nada más.
Número siete: Se le proporcionará a la "esposa" un sueldo de $10.000 por mes para fingir sus funciones en casa del propietario.
Ya lo corregiría despues, lo haría legal y complejo. Quizás podía llamar a Harry para que me ayudara a hacerlo realmente legal. Y ese sueldo... Quizás podría hacerlo más bajo, realmente no importaba porque sabía que mi padre se moriría pronto y no debería de seguir fingiendo.
-¡Hey, hey, hey, tú!- el grito de Tate me hizo levantar mi mirada hacia él y me hizo una seña para que me cubriera con las sábanas.- ¿Qué demonios hacía esa chica aquí?
-¿Qué crees que hacía?- le pregunté con ironía, estirandome hacia mis boxers para luego ponermelos.
-Pues, yo creo que estaba haciendote masajes y recibió una buena suma de dinero, por eso esa cara- remarcó toda las palabras para hacerme llegar a algo pero...
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Honey Girl [TERMINADO]
Romance¿Qué creerías de la idea de una mujer que será tu esposa sin conocerte? Sin conocerse en realidad, una boda parecería extraña, pero esta mujer esta entrenada para eso. El importante empresario Andrew Nicholson necesita estar casado para heredar la g...