Capítulo 34

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Samantha

Es increíble la velocidad con la que pasan los meses. O para ser más claros, es increíble la velocidad con la que pasan los días desde el último en que vi a Andrew, pero lo dolorosamente lento que es cuando pienso en él. Dios, como lo extrañaba... Tanto, tanto, tanto...

Observé mi tarjeta de cumpleaños diseñada por él una vez más. No me cansaría de hacerlo, siempre vería esa tarjeta cuando lo extrañara, a pesar de que me hiciera quererlo a mi lado. Mis ojos se llenaban de lágrimas cuando llegaba a la parte del final, cuando se preguntaba que pasaría cuando desapareciera...

Lo que pasaría, era exactamente lo que pasaba. Él estaría en alguna parte, sin intentar comunicarse, sin preguntarse que pasaba conmigo o su hijo; y yo, estaba aquí, preocupándome por mi vida, por la suya, por la de mi hijo, por la de mi gatito, por mi empleo, por el lugar en donde vivía, por poder pagarlo todos los meses, por mantener informada de mi condición a Debb y a Anne... Y lo hacía, porque si yo me preocupaba por ellos, ellos verían que era lo suficientemente fuerte para cuidarme y a los demás.

-Buenas tardes...- oí en la puerta y oculté mi tarjeta dentro de mi bolso. Levanté mi mirada y sonreí.

-Buenas tardes, doctora Jackson.- la saludé y bajé mi mirada avergonzada. Era mi tercera vez allí, ya que estaba en mi cuarto mes de embarazo.

-Basta, Samantha, ya te dije que puedes llamarme Nora.- me dijo y se sentó tras su escritorio.- ¿Cómo estás?

-Bien, supongo... Siento mi estómago crujir y... Pienso que puede ser el bebé...- contesté, acariciándome el abdomen y ella me sonrió.

-Por supuesto, los bebés empiezan a tener sus movimientos fetales, así como una patadita pero como aun no tiene sus extremidades, solo son movimientos.- aclaró y acercó su silla con ruedas cerca de mí, del sillón donde examinaba a sus pacientes.- Bájate de ahí, llenaremos tus documentos de revisiones...- me pidió y me bajé pronto.

-Me quito los zapatos, ¿Cierto?- pregunté y ella asintió con la cabeza. Desaté mis botas, que tenían un rasguño por parte de Tobby a un lado y me quedé con los calcetines sobre el frío suelo de cerámicos.

-A la balanza, cariño.- me pidió y la obedecí, conteniendo la respiración antes de poner un pie sobre ésta. La doctora evaluó el número que marcaba y luego de verme con el ceño fruncido, anotó algo en los documentos que tenía en sus manos.- Estás dos kilogramos y medio por debajo de lo normal...

-¿Y eso es malo?- pregunté, aunque conocía la respuesta. Me bajé de la balanza y regresé a mi lugar para sentarme.

-Samantha, tienes que ganar peso porque el bebé se nutre de ello. Tú no te alimentas, el bebé no tiene nutrientes, no crece y el parto no será nada bonito.- asentí avergonzada. De seguro así de intimidante se sentiría hablar con una madre.

-Lo sé, y si gano demasiado peso, también hay riesgo para el bebé.- agregué y me sonrió complacida de que yo supiera eso. A decir verdad, desde que me había mudado a mi propio lugar tenía mucho tiempo libre luego del trabajo y había leído más de veinte libros acerca de los embarazos.

-Bien, da gusto saber que lo entiendes. Ahora, Samantha, necesito que describas tu desayuno...- pidió, poniendo su cuaderno de notas frente a mis documentos y me mordí el labio inferior. No quería más regaños...

-Comí... Una tostada con jalea...- aclaré lentamente y ella asintió, escribiendo.- Amm, media taza de té y... Dos galletas de chocolate.- dejó de escribir por completo y me observó más que seria.

-Tu almuerzo de hoy, y tu cena de ayer.- pidió, con una voz fuerte y apreté mis dedos entrelazados sobre mi regazo.

-Almorcé un sándwich de jalea y crema de maní y... Estoy casi segura de que cené dos fresas y una manzana.- Nora suspiró ruidosamente. Yo conocía ese sonido a pesar de que solo nos habíamos visto pocas veces antes. Este era el soplido de: "No entiendo como no entiendes..."

Honey Girl [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora