Capítulo 25

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Samantha

Las dos semanas que pasaron desde ese día habían sido realmente interesantes. Andrew y yo aprendimos a ser una hermosa y feliz pareja de casados que se comportaban como adolescentes en su primera cita. Algo realmente encantador.

Amaba despertar cada día viendo su rostro junto al mío, esperándome con una sonrisa. Bueno, las veces que yo despertaba antes. Mayormente, él siempre me despertaba, me cargaba a la cocina, desayunábamos y luego se iba a su empleo. Los fines de semana, cuando yo despertaba, él estaba en la ducha y mientras tanto, bajaba sigilosamente a prepararle el desayuno. Pero si cuando yo estaba en la ducha, él despertaba, acabábamos compartiendo el baño, lo que terminaba siendo más que solo una "ducha".

Salíamos a pasear, a comer. Siempre nos perseguían los periodistas, los fotógrafos. Siempre acabábamos corriendo para que no nos vieran, nos ocultábamos y con la cercanía y la adrenalina de la persecución, solo bastaba vernos para comenzar a reírnos, besarnos y... No acabar ahí.

Era interesante nuestra vida, en verdad, me gustaba. Comenzó a gustarme desde el día que dejé mi virginidad en sus manos. Pero en todo esto, había un problema: Secretos.

¿Qué secretos? Muy sencillo, la gente que sabía que no eramos más que una pareja falsa, no sabía que ya no era tan así. Creían que Andrew y yo seguíamos siendo indiferentes entre nosotros. Ellos no sabían que dormíamos juntos, que salíamos juntos y no por publicidad, o que nos queríamos. O que yo lo amaba, simplemente. No resistía estar mintiendo a Debra, pues ella era mi mejor amiga pero tampoco podía decirle la verdad, porque no la entendería.

-¿Qué me decías?- pregunté a Debra distraída y ella comenzó a reírse junto con Ronnie.

-Que tenemos que salir, hace dos semanas no lo hacemos, cariño.- me dijo Debra juguetona. Claro, por eso había pensado en las dos semanas mágicas que Andrew y yo vivimos.

-Oh, claro, cuando quieras.- le dije pero me vio un poco extrañada al notar que no le prestaba demasiada atención.

-¿Y Harry? Hace tiempo no me hablas de él cuando me llamas.- oh demonios, Debra, ¿No tenías otras preguntas?

-No lo sé, no lo vi luego de eso de la salida que hicimos. Me dijo que me llamaría pero no lo hizo.- balbuceé intentando ocultar mi nerviosismo viendo el fondo de mi vaso de soda.

-¿Crees que Andrew haya hecho algo?- preguntó Ronnie y me encogí de hombros, tomando el mando de la televisión de la mesita pequeña frente a nosotros para subir un poco al volumen.

-No lo sé, es asunto de testosterona y Harry bien pudo haberme llamado y decirme que no me llamaría porque Andrew tuvo algo que ver en esto.- lo defendí a toda prisa y ambos me quedaron viendo. Al menos , Ronnie asintió con la cabeza y se resignó, pero no Debbie. Ella era más curiosa, más difícil de despistar.

-¿Quién es al teléfono?- me preguntó Debbie de la nada, al oír por quinta vez el tono de mensaje de mi celular. Me sonreí inocentemente y me encogí de hombros. ¿Cómo decirle que era Andrew que me escribía diciendo por qué tardaría un poco más en llegar?- ¿Cómo no...?

-De seguro es la compañía de teléfono, además estuve... Psss... No importa.- me reí a pesar de que no había dicho nada entendible.- ¿Tienen hambre? ¿Quieren otro bocadillo?

-No, todo está bien. Gracias, en verdad, por invitarnos a ver este partido aquí Sam, en casa la televisión es muy pequeña porque, como verás, no soy un multimillonario que puede comprar una televisión tan grande como una piscina.- rio Ronnie y me agradecí que estuviera ahí para distraer a Debra de lo demás. Cuando él hacia una broma, o se ponía a reir, mi amiga lo veía inmediatamente y por un largo rato. ¿Eso era amor? Claro que lo era, a mí me ocurría exactamente igual con Andrew.

Honey Girl [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora