Capítulo 45

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Samantha

Harry y yo tardamos casi dos horas en llegar al aeropuerto y el vuelo desde el que Chloe venía, estaba retrasado. Fueron cuatro horas inútiles en ese aburrido aeropuerto. En todo caso, fue tiempo que Harry y yo usamos para compartir un café (bueno, él un café y yo un té) y contar los hechos ocurridos durante el tiempo que pasamos alejados.

Aunque no podía sacarme de la cabeza mi hijito, al que por cierto extrañaba mucho, le conté a Harry acerca del regreso de mi padre, el de Andrew, y cuanto extrañaba a mi bebé. Porque los extrañaba, a todos ellos.

-Cuando me encontré con Andrew en Chicago, le pregunté que había pasado contigo y no quiso explicarme pero se veía tan triste, y eso me hizo sentir tan mal, por la manera en que te traté y no lo sé, no sabía que hacer. Eso solo fue unas semanas después de las llamadas y me aterré de que tú nunca querrías verme. Cuando me invitaste a visitarte, cada vez que me invitabas me sentía el estúpido más grande del mundo por no estar contigo para apoyarte...

-Y te extrañé, si tú hubieses estado de seguro no hubiese conocido a mi vecino que se me insinuaba y que era realmente un tipo malo.- le aseguré, bebiendo un sorbo de mi té de manzanilla.- Aun así...

-¿Y era guapo?- preguntó fingiendo estar serio y solté una carcajada ante su pregunta. Jugué con las migajas de pastel con mis dedos y elevé mi mirada hacia él intentando no decir nada estúpido.

-No tanto como tú pero...- comencé y fue él quien comenzó a reirse ahora.

Sorbí el resto del té y saqué el celular de mi bolsillo. Me sonreí cuando una barra de señal apareció en la parte superior de la pantalla y mensaje tras mensaje llegaron a la bandeja de entrada, todos anunciando que Andrew estuvo llamando y que por la falta de señal que había en el aeropuerto, ninguna de las llamadas había entrado.

-Oh, Andrew estuvo llamando.- comenté a Harry en voz alta y me llevé el teléfono al oído luego de haber marcado su número.- No hay tanta señal aquí.

-¿Quieres ir afuera? Yo estaré alerta por los vuelos que lleguen desde Chicago.- me aseguró y le sonreí en forma de agradecimiento antes de correr hacia las puertas de salida.

Afuera, la nieve caía sin detenimientos, ya había una alta montaña de nieve acumulada y por suerte, las barredoras pasaban cada media hora para limpiar las calles. Me abracé a mi misma al sentir el frío viento adentrándose debajo de mi abrigo y el sonido de llamada en espera se oyó en mi oído.

-¿Por qué demonios no contestaste mis llamados?- exclamó un poco bruscamente y fruncí el ceño a pesar de que lo extrañaba y lo amaba. Esa no era manera de hablarme.

-Porque estoy en el aeropuerto y no tengo señal en el móvil, mejor cuelgo, solo quería decir eso.- exclamé colgando la llamada rápidamente y me encogí aun más, abrazándome los hombros.

Andrew no tenía por qué comportarse como un cretino, y quizás yo debía intentar arreglar esas estupideces, ignorarlas o hacerle notar cuanto me molestaba, pero no podía evitar enfadarme.

El celular sonó en mis manos, brillando con el nombre de Andrew y aunque una parte de mí quería dejarlo esperando, para que sufriera y entendiera que no tenía ganas de hablar con él, esa era una gran mentira y lo amaba, así que contesté.

-Lo siento, no quería hablarte así. Te extraño, amor, estuve sin ti durante mucho tiempo y que ahora lo sigamos estando y que tú no estuvieras en contacto, yo, cariño...- sollozó y el corazón se me encogió por tristeza.- Lo siento, soy un estúpido, perdóname por favor.

-Esta bien, discúlpame también, debería haber intentado entender porque eres tan idiota en lugar de enfadarme también.- dije al teléfono y Andrew ahogó un nuevo sollozo, mientras yo enjuagaba una lágrima de mi mejilla.- No llores, por favor.

Honey Girl [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora