Recuerdos y una cena

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POV Tenten
- Neji, me aplastas...
- Lo siento, casi no hay espacio aquí dentro....
Después de que los guardias del señor Hyuga nos metieran al armario de limpieza (el cual medirá más o menos un poco más de metro y medio) Neji había tratado de forzar la cerradura sin éxito. Estábamos atrapados hasta kami sabe cuando y con casi nada de espacio para respirar.
- Espero que Hina este bien...
- Lo estará. Es más fuerte de lo que ella piensa.

Flashback

Después de recibir la noticia de Temari, decidimos apurar nuestros planes. Llegamos rápido al restaurante acordado con el señor Hyuga y nos quedamos esperando en recepción, donde la anfitriona nos vio con desconfianza, pero al escuchar el apellido de Hinata nos dejó pasar. Neji y yo la acompañamos hasta la mesa donde un chico de cabellos blancos e igual color perlado de ojos nos esperaban junto al señor Hyuga y otra mujer que si no fuera por los afiches y sus constantes anuncios de television no reconocería. Kaguya Otsusuki.
- Vaya, Hiashi, parece que tu hija trajo invitados.
- Así parece. – contestó este entre dientes, mirándonos con desaprobación.
- Padre, tengo que decirte algo.
- Más tarde. Ahora te sentarás y comerás con nosotros para que conoscas a tu futuro esposo.
- Pero...
- Hinata, sientate. Y tu Neji, regresa de donde vienes y llevate a la señorita contigo.
- Disculpe, señor Hyuga, pero no nos iremos.
- Así es, tío. No permitiremos que obligues a Hinata a hacer algo que no quiere.
- Disculpenme...- el hombre se levantó, dirigiendo sus últimas palabras a Kaguya y a su sobrino. Ya de pie, empezó a caminar hacia el jardín japonés que el hotel tenía a disposición de los clientes. Lo seguimos.
El espacio fuera era relativamente grande, con barandales limitando un espacio más o menos rectangular donde se lucía una pequeña laguna con peces nadando silenciosamente en el agua cristalina. A un lado, se lucía un árbol de cerezos que todavía no media más de un metro de alto con tronco delgado; la vista en conjunto era hermosa y relajante. Que ironía.
Apenas se cerró la puerta de vidrio separando el comedor del exterior, Hinata intento de nuevo iniciar una conversación.
- Padre...
- Hinata, me estas avergonzando. Pensé que te crié mejor. Debías estar aquí puntual y vestida correctamente, sin compañía y lista para conocer a tu prometido. En cambio, traes a tu incompetente primo y a su novia. ¡No te das cuenta que el futuro de la empresa depende de esto?
- Tío, no es justo lo que estas haciendo. Hinata tiene el derecho de decidir su vida. ¡No le puedes imponer las cosas de esa manera!
- ¡Callate, Neji! Pensé que podía contar contigo para cuidar a mi hija, pero veo que también me equivoque con eso. Y tu, señorita, no deberías estar aquí. Esto sólo les concierne a los Hyugas.
- Hinata es mi amiga, ¡no permitire que usted la mandonee de aquí para haya cuando ella tiene su opinion! ¡Tampoco dejaré que le hable de esa manera a Neji!
- Desde que tiene mi sangre debe obedecer mis órdenes. Y Neji es mi sobrino, la manera en que le hablo solo me preocupa a mí. No me gusta repetir las cosas, jovencita. Retirate.
Sabía que esto no me correspondía. El único motivo por el que había venido era porque quería estar con Hina. Brindarle algo de seguridad. Pero no esta funcionando como creí. Debería irme, de hecho, pero...
- Padre, no me quiero casar con Toneri Otsusuki. Por favor, no me obligues a hacerlo.
Hinata tenía la mirada baja, los puños apretados y el cuerpo tenso. Cuando fue a mirar a su padre, lo hizo suplicante.
- Por favor, padre, no me obligues a casarme.
- Hinata, los Otsusukis nos esperan. No puedo dejarlos sentados por demasiado tiempo. Cenaremos, nos conoceremos todos y luego hablaremos de esto. - su tono firme puso fin a la conversación. Después, tomó su celular y mando un mensaje. Pocos segundos después dos guardias nos apresaban tanto a Neji como a mí alejándonos de Hinata. Ella sólo podía mirarnos volteando la cabeza, confundida y sin saber que hacer desde que su padre la empujaba por la puerta de cristal. Lo último que nos dijo fue:
- Para que no interrumpan. No se lo tomen a pecho, pero se que no se irán de aquí sin Hinata. Demoraremos unas horas. Mientras, sean pacientes.
El cuarto donde nos metierom estaba en ese mismo jardín, pero recluido en una de las esquinas, de manera que nadie le tomara demasiada atención y no interrumpiera la vista del jardín. Después de empujarnos dentro, descubrimos las escobas y demás utensilios de limpieza allí puestos. Tratamos de acomodarlos, pero no fue muy sencillo por no decir muy incómodo.

TODO PASO EN LONDRES Where stories live. Discover now