Capítulo 3: no parece haber esperanza

9.3K 511 91
                                    

Draco Malfoy se encontraba en la prisión de máxima seguridad de Azkaban. Habían reforzado la cárcel y los dementores habían regresado a su antiguo puesto. El Ministerio había vuelto a establecer el antiguo sistema. Los dementores habían aceptado debido a que si no serían repelidos y reducidos a un lugar sin almas humanas. Ahora estaban de acuerdo debido al aumento de prisioneros. Por culpa de eso, ninguno de los presos, ni visitantes podían sentir alegría. Cualquier recuerdo feliz era absorbido por esos seres.

Un señor alto, de ojos marrones, tez morena y pelo negro sin una cana gracias a la magia. Se encontraba en Azkaban para hablar con un cliente. Iba a paso muy apresurado, quería pasar el mínimo tiempo en ese sitio.

Si no fuera porque de verdad creía que tendría éxito con su representante jamás hubiese aceptado el caso. A pesar de todo, el muchacho que tenía en frente, a pesar de su aspecto desaliñado y sucio, seguía teniendo un aspecto orgulloso. A pesar de sus casi veinte años, había pasado por mucho más que cualquier otra persona.

-¿Y bien? ¿Cómo ha ido?- preguntó toscamente, clavando sus penetrantes ojos en él.

-Señor Malfoy, lo lamento. Pero su padre ha sido sentenciado al beso del dementor.

-Mi madre es la que me importa- le cortó antes de que siguiera con los detalles.

Había estado esperando toda la mañana por el señor Davis, su abogado y el de sus padres. Hace diez minutos lo habían sacado de su celda para llevarlo a otra sala, con una mesa y dos sillas, una ventana y una luz que apenas alumbraba. Al menos ahí hay algo, pensó el chico al verla. Se sentó en la silla, con las manos presas a la mesa. Se estaba empezando a desesperar, al ver que su abogado no regresaba. Sabía lo que le iba a pasar a su padre, pero no estaba tan seguro de lo que le pasaría con su madre. Era la primera vez que los nervios lo carcomían de esa manera. Lo presionó un poco, para que le contestase rápidamente.

-Su madre ha quedado en libertad condicional. Estará en vigilancia un tiempo, además de que cada semana tendrá presentarse al Ministerio oportuno a...

-¿A qué te refieres con el Ministerio oportuno?-preguntó interrumpiéndolo.

-Su madre ha puesto como residencia habitual su casa de la playa de Francia. Por ello, tendrá que presentarte ante el Ministerio francés.

-¿Y por qué ha hecho eso?

-Me ha comentado que necesita unas vacaciones, alejarse de todo. Me pidió que te diera esto- le entregó un sobre cerrado.

Draco se quedó unos segundos mirando el sobre, muchas cosas le pasaron por la cabeza. Ninguna feliz gracias a los dementores. La cogió y la abrió.

Querido Draco,

Lo siento mucho, pero no aguanto todas esas miradas de asco, odio,... La pérdida de tu padre, es demasiado para mí. Necesito descansar un tiempo para recuperarme. Por eso me alejo un poco de todo.

Sé que te va a ir todo bien. Cuando pueda iré a verte, por favor tú no vengas.

Te quiere tu madre, Narcisa Malfoy.

Cerró la carta y la guardó en el sobre, la rompió en varios trozos.

-Quémala-le pidió Draco.

El abogado la quemó reduciéndola a cenizas. Draco no apartó la vista hasta que se apagaron las llamas.

-¿Qué te dijo Granger?- preguntó cambiando de tema.

-No se acuerda de los detalles, simplemente que no interviniste. No creo que sea de ayuda.

Resquicios de orgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora