Capítulo 9: el dolor de despertarse

10.6K 526 44
                                    




Los rayos de luz se filtraban por la ventana. Hermione se giró y dio media vuelta, dándole la espalda a la ventana. Quería dormir un poco más. Sabía que en cuanto se levantase, tendría que hacer frente a que sus padres estaban muertos, que tenía que prostituirse con Draco Malfoy y que tenía que ocultarles todo a sus amigos.

Le dolía ver que ya no le quedaba ninguna familia y que no podía pedirles a sus amigos que se sacrificasen por ella. Harry y Ginny se merecían ser feliz y tener su tan ansiada boda. Por su parte, a Ron no podía pedirle nada y menos después de haberlo rechazado. Si les hubiese pedido que abandonasen su sueño, jamás se lo hubiese perdonado. Era momento de que se hiciese cargo de su vida. Aunque sentía que su vida es un asco. Y cada vez iba a peor. Todavía seguía sin creerse que disfrutaba de tener sexo con Draco Malfoy. No es que anelase estar en sus brazos, pero le hacía sentir cosas que nunca había sentido y eso la hacía sentirse culpable.

Él era todo lo que debía odiar. Había cometidos delitos, había insultado y hechizado a sus amigos, había estado a punto de matar a Dumbledore, la había insultado y humillado por años y un sinfín de abusos y agresiones contra humanos y seres mágicos. Todavía recordaba como trataban a Dobby. No podía evitar sentir asco de sí misma. Era adulta e iba a afrontar sus problemas ella sola. Aunque por dentro, se consolaba diciéndose que la muerte de sus padres le había robado el juicio- No pensaba con claridad, no tenía esa ansia por resolver rompecabezas y cada vez le costaba más analizar sus emociones. Emociones y sentimientos nuevos para ella. Porque dentro del dolor de la muerte de sus padres, estaba esa llama de pasión que cierto rubio despertaba. No era amor, ni mucho menos, era una ardor que la hacía olvidarse de todo por un momento. Unos breves segundos de paz, que la alejaban de su asco de vida.

Suspiró molesta, no daba dormido más. Se incorporó y sin poder evitarlo, miró el retrato que tenía en su mesita con sus padres, en el aparecía ella en el medio de ambos. Se la habían sacado poco después de la guerra.

Todavía seguía pensando en lo injusta que era la vida. Se sentía tan sola. El vacío de sus padres tardaría mucho tiempo en reducirse.

Era tarde y ya era hora de la comida. Se preparó una gran comida. Desde el entierro de sus padres, no había vuelto a sentir tanta hambre. Se preparó un gran plato que degustó tranquilamente en el balancín que había detrás de su casa.

Cuando acabó, regresó al interior de su casa y se puso a fregar los utensilios de cocina. Sin poder evitarlo, recordaba como veía a su madre de espaldas cuando se ponía a fregar. Hermione solía encargarse de recoger la mesa y al entrar en la cocina siempre veía su espalda. Sin evitarlo, sus ojos se llenaron de lágrimas.

Al acabar, entró una lechuza en su casa. Traía una nota y un paquete de Cindy, en la nota le explicaba que le mandaba un disfraz que debía usar a la noche. Iba a haber una fiesta por un cumpleaños y les habían pedido que fuesen disfrazadas. Hermione abrió rápidamente el paquete, miedo le daba en pensar como sería el disfraz. Para su sorpresa, no era tan exagerado como pensaba. Era un pantalón de cuero, muy ajustado, con un crop top de tirante ajustado que dejaba ver parte de su barriga.

Subió a su habitación, vio como tenía su pelo. Tenía que hacer algo con el, no podía llevarlo como un nido de pájaros. Se dio una ducha rápida y muy abundante en mascarilla. Cuando salió se peinó bien el pelo y se echó espuma. No quería darle cuerpo, así con los dedos llenos de espuma, se peinó el pelo hacia abajo.

Se puso un conjunto de ropa negra de encaje. Pero al ver como se le marcaba la braga con ese pantalón tan ajustado, se puso el único conjunto que tenía con tanga. No solía estar muy cómoda con esa prenda, pero no quería llamar más la atención. Se puso unos botines negros, de un alto tacón fino. Se cargó los ojos, con eyeliner y un gran ahumado. Los labios los quería dejar suaves, así que solo se aplicó un poco de brillo.

Resquicios de orgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora