Capítulo 20: boda, despedida y baile

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[...]

-Puede besar a la novia- dijo la bruja que los había casado. Aunque su boda no fuera la más normal del mundo, tuvieron que decirle que no al señor Lovegood. También le dijeron que no al Primer Ministro ya que lo querían como invitado y amigo.

Todo el mundo empezó a aplaudir. Harry por respeto a la familia de la chica, le había dado un pequeño y corto beso, pero Ginny no estaba conforme y lo cogió de las solapas para besarle con más pasión. Hermione sonrió, era una escena bastante atípica.

Cuando la gente dejó de felicitar a los novios, Hermine se acercó. Harry estaba con un matrimonio y un joven de su misma edad. Se sorprendió porque no los conocía.

-Hermione te quiero presentar a mi primo Dudley y a mi tío Vernon y mi tía Petunia.

Hermione les sonrió y los saludó. Aunque no le gustaba como habían tratado a su amigo, si él los perdonaba, ella también. Le gustaba ver junta a la familia y más, ahora que ya no tenía la suya.

-Yo me he criado en el Londres muggle. Crecí como una persona como vosotros. Si necesitáis algo, y os puedo ayudar.

-Gracias- le dijeron los parientes de Harry.

-Esa es vuestra mesa, estáis sentados a mi lado- les dijo Harry antes de que se encaminasen a su sitio.

Cuando se alejaron, Hermione abrazó fuertemente a la joven pareja.

-Os deseo lo mejor- dijo Hermione.

-Gracias- le agradecieron ambos con una sonrisa, mientras Harry abrazaba a Ginny- ahora vamos a comer.

Se sentaron todos en una mesa, estaban los novios, todos los Weasley y sus respectivas parejas, los Dursley y Hermione. La comida continuó entre risas y conversación amena. De vez en cuando, todos se pusieron un poco tristes porque les faltaba algún ser querido. Petunia pensó en lo feliz que estaría su hermana, Lily. Seguro que se sentiría muy orgullosa del buen chico que tenía. Desde que se había ido de su casa, lo echaba de menos. Antes, pensaba en él como un estorbo, notaba como un mal se infiltraba en ella y le hacía sacar todo lo malo. Pero ahora, reconocía perfectamente el amor que le tenía y le agradecía que los perdonara y los incluyera en su vida. Los Weasley echaban de menos a Fred. Sin él, George no se notaba completo. Toda la familia notaba un gran vacío, sentían que su lugar en la mesa nunca iba a desaparecer.

Hermione intentó entablar conversación con Ron varias veces, pero el chico la evadía o ignoraba. Aprovechó un momento en el que se levantó y lo siguió hasta la puerta de los baños.

-Ron, ¿podemos hablar?

-Tengo prisa.

-¿Por qué me tratas así?- preguntó dolida.

-Porque sí- se intentó escapar, pero Hermione le agarró del brazo.

-Ron...

-Hermione, no se me dan bien las palabras- hizo una pausa- pero seguro que entiendes que me duele verte y saber que no me correspondes. Necesito tiempo.

-Lo entiendo.

Ron no dijo nada más y entró en el baño. Hermione se sintió mal. Notaba el malestar de Ron en sus ojos y en sus palabras. Se despidió rápidamente de los invitados y regresó a la Mansión. Cruzó el camino y entró en la casa.

Draco la había estado esperando. Aunque él se lo negaba interiormente. Deseaba que la chica no llegara muy tarde, porque significaba que se lo estaría pasando muy bien. Aunque se repetía una y mil veces más que era mejor que Weasley, tenía dudas del gusto de Hermione. No quería que ese pelirrojo muerto de hambre, se aprovechara y Granger cayera en su brazos. Ese pensamiento le había provocado que rompiera una pluma. Al verla llegar sin una sonrisa, se tranquilizó. Esa cara no era la de una persona que había encontrado el amor. Se levantó de la silla de su despacho y bajó las escaleras, mientras se acercaba a ella.

Resquicios de orgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora