Capítulo 12: el dolor de una noche

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Hermione al llegar al bar, se cambió. Se puso unos pantalones negros, muy ajustados y un corsé del mismo color. Iba muy favorecedora. Se puso unos zapatos de tacón alto y se dejó el pelo suelto.

-Catherine- llamó a Hermione- Blaise va a venir hoy también. Será mejor que te cambies tus rasgos si no quieres que te reconozca.

-Gracias.

Aunque nunca fue su fuerte la magia estética, cuando estuvieron escapando de los mortífagos aprendió un par de hechizos que podrían servirle para que Zabini no la reconociera. Los probó, pero no obtuvo los resultados que esperaba, estaba más fea que al principio. No se la reconocía.

Claire al verla abrió los ojos por la sorpresa y Caroline empezó a reírse a carcajadas.

-¿Qué te has hecho?- preguntó muy divertida Caroline.

-¿Tienes alergia a algo?- inquirió Claire preocupada.

-No, intentaba que no me reconocieran y...- intentó explicar.

-Y lo has conseguido, no sé si eres prima de una banshee o una sirena- siguió riéndose.

-Deja de reírte y vamos a ayudarla- le pidió Caroline- no tenemos mucho tiempo.

Le aumentaron unos centímetros, le oscurecieron el pelo, se lo alisaron. Su color de ojos pasó a ser de un azul clarito, sus rasgos más finos, pero sus labios más gruesos. Por insistencia de Claire, le aumentaron el tamaño de sus tetas.

Le pusieron un gran escote y un pantalón muy entallado. Cada día llevaba unos tacones más altos, pero aún seguía sin sentirse del todo cómoda. Se acabó de maquillar y salió a atender el bar.

-Solo me quedan dos noches- pensó intentando darse ánimos.

Salió y vio a cinco o seis clientes, entre ellos Blaise Zabini. Al verla se acercó.

-Intuyo que eres Catherine, aunque tu apariencia es muy diferente de ayer- le dijo el chico con una sonrisa.

Blaise había observado a las otras chicas del club. Todas eran habituales menos la chica morena, que supuso que era Catherine, ya que Cindy no le avisó de ninguna incorporación. Aunque su apariencia era muy diferente de la de la noche anterior.

-Así es- le dijo la chica de manera cortés, pero sin coquetear lo más mínimo.

-¿La de hoy es la verdadera o lo es la de ayer?- le preguntó por su apariencia el chico.

-Digamos que es una mezcla. Hace tiempo que no me reconozco en el espejo- le dijo eso último sinceramente.

-Estoy seguro que eres realmente guapa- le sonrió.

-Creo que me sobrevaloras.

-No lo creo cuando Malfoy ha pagado tanto por ti. ¿Él te ha visto realmente?- le preguntó el chico.

-Sí- dijo en un murmullo.

-Debió gustarle lo que vio para repetir.

-Eso es mejor que se lo preguntes a él- no quería explicar la fijación enfermiza que tenía el rubio con ella.

-Puede que lo haga. Hoy va a venir, ¿no?- Hermione asintió con la cabeza- ¿por qué no aceptas mi propuesta?

-Tengo un trato- no supo muy bien que mentira decirle.

-No soy tonto. Si quisieras romper el trato, podrías hacerlo. Incluso podrías renegociarlo conmigo.

-Si te soy sincera, después de Malfoy, no me volveré a prostituir.

-Una pena. Me gustaría saber lo que realmente vio Malfoy en ti.

-Pues te vas a quedar con la duda- le dijo la chica.

-Serás mía, preciosa.

-Lo dudo- dijo muy segura.

-Cuando necesites algo, ya sabes donde encontrarme. La mansión de los Zabini es fácil de encontrar.

Acabó de beber lo que le quedaba de whisky y se fue. Hermione suspiró tranquila. La ponía nerviosa que pudiera descubrir quién era. Una cosa era estar con Malfoy, pero otra cosa era Zabini, quién no mantendría la boca cerrada.

Ya se estaban yendo los últimos clientes del bar y Draco Malfoy no llegaba. Le extrañó la verdad, pero no hasta el punto de llegar a preocuparse de verdad. Era un chico caprichoso que no querría ir. Al fin y al cabo le sobraba el dinero, no tenía ningún problema en perder unos cientos de galeones.

Cuando estaba cogiendo sus cosas para irse a casa, vio como un encapuchado entraba en el bar. Descubrió su cara con mucha elegancia. Se sorprendió de ver al rubio, ya se había hecho a la idea de no tener que acostarse con él.

-Pensé que ya no ibas a venir- le dijo sinceramente la chica.

-No te tengo porque dar explicaciones- le dijo secamente.

Hermione hizo un mohín, no le gustó su tono.

-Va a ser rápido- le dijo el chico mientras le abría la puerta para que entrara delante.

No dijo nada. Empezó a desatar el lazo del corsé. Pero el chico la paró. Le dio media vuelta y la pegó a su pecho. Quedaron sus bocas separadas a escasos milímetros. Hermione no quería que la molestase con algún capricho, así que lo besó. Aunque se sorprendió de que Hermione tomase la iniciativa, le correspondió al beso.

Empezó a recorrer el cuerpo de la chica rápidamente. Ella movía sus manos por su pelo y su espalda. Draco la cogió por el culo y ella para no caerse, enredó sus piernas a su cadera. La apegó contra la pared. Hermione soltó un quejido, debido al golpe con la pared. Él aprovechó para introducir su lengua y aumentar la intensidad de su beso.

La llevó hasta la mesa y la tumbó. Empezó a besar uno de sus pechos, pero el corsé se lo impedía. Así que con un movimiento de varita se lo abrió a la mitad. Mientras acariciaba uno de sus pechos, el otro lo degustaba con su boca. Empezó a jugar con su pezón, primero chupando y luego mordiendo suavemente. Hermione se retorcía de placer, le encantaba como trataba esa zona. Aunque le gustaba lo que estaba sintiendo, quería que el chico acabase pronto. Así que, empezó a mover sus caderas contra las del chico. Como respuesta gruñó.

Le empezó a bajar el pantalón, pero sus prisas le pudieron y le rompió el pantalón con la varita. Hermione iba a replicar, pero el chico la calló con un apasionado beso. Para que no se separa, la agarró de la nuca. Con la otra mano libre, la dirigió al cinturón. Hermione se dio de cuenta y lo ayudó a sacarse el cinturón, le soltó el botón y le bajó la cremallera. Él cogió su miembro y lo introdujo rápidamente en Hermione.

A pesar de estar bastante lubricada, le dolió que se introdujera en ella de forma tan bruta. El chico no reparó en ello en ningún momento y empezó con las embestidas. Notó como la chica se intentó separar un poco, supuso que para acomodarse, así la cogió por las caderas y la acercó más a él. Hermione empezó a soltar gemidos más sonoros. Cuando estaban cerca del clímax, la tumbó e inclinó su cadera para que ambos sintieran más.

En cuanto acabó, salió de la chica. Se acomodó el pantalón y salió de la habitación directo a su casa. Hermione un poco adolorida, se dirigió al baño. Quería llegar a su casa cuanto antes, así que, se limpió con una toalla. Fue a buscar su ropa y la vio toda, hecha trizas. Mañana se la pagaría a Cindy, ya que se la había prestado. Se puso la ropa con la que había llegado y se apareció en su casa.

Se sacó la ropa y se metió en la ducha. Odiaba la sensación que tenía en el cuerpo. Odiaba sentirse como un objeto. Odiaba sentirse como algo de usar y tirar. Odiaba toda esa situación. Odiaba a Draco Malfoy por todo lo que le estaba haciendo sentir. Odiaba sentir en un inmenso placer para después sentirse vacía. Odiaba no tener dinero y tener que prostituirse. Pero sobretodo odiaba sentirse agradecida, muy en el fondo lo estaba y eso era lo que peor llevaba porque él lo único que quería era dañarla y vengarse de lo que habían hecho sus amigos y ella.

Pensando en lo poco que quedaba para terminar todo, se durmió.


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