Capítulo 30: solo es algo material

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Draco había dejado la puerta del despacho abierto para saber a que hora volvería la chica. Por supuesto, fue casualidad, no porque se preocupara, se autoengaño.

Cuando escuchó cerrarse la puerta de la entrada, miró el reloj de la sala. Notó que algo había pasado al ver que había pasado menos de una hora desde que se fue. Dejó sus papeles y fue en busca de la chica.

Para su sorpresa, no estaba llorando, sino que poyada en la barandilla de su balcón. Cogió el abrigo de la chica del suelo y se lo puso en sus hombros. La noche no era lo suficiente fría como para que helase, pero hacía frío.

No quería presionarla, así que se mantuvo callado a su lado. Quería que lo viera como alguien con quien abrirse y contarle todos sus problemas. Pero había experimentado que con presión, se bloqueaba y se cerraba más. Deseaba que le contara lo que había pasado para que regresara tan pronto. Se imaginaba varios escenarios donde la comadreja acababa con la nariz rota. Pero necesitaba una excusa para que Hermione no se enfadara con él. Sus antepasados habían construido una cámara de tortura en el sótano y a pesar de que él se había deshecho de todo para ampliar su bodega, sabía donde podría conseguir uno o dos aparatos de tortura. Siempre para que la castaña se encontrase mejor, no por su placer personal.

Hermione lo miró, pero el nudo que tenía en la garganta le impedía hablar. Sabía que si decía algo, empezaría a llorar y en ese momento era lo que menos quería hacer. Simplemente apoyó su cabeza en el hombro del chico y este le colocó una mano en su cintura, por dentro del abrigo.

No supo cuando tiempo estuvo mirando a la nada, simplemente dejó que el aire frío calmase su mente confundida. No entendía como una guerra apenas la había cambiado, en cambio la muerte de sus padres le había afectado tanto. No es que no los quisiera, pero creía que ver morir a sus seres cercanos, le fuese a afectar tanto. Su dolor había conseguido que la engañaran, que mendigase por trabajo e incluso llegarse a prostituirse por algo que era material. Es cierto que le tenía cariño a esa casa porque había sido de sus padres... ¿Pero realmente era necesario haberse expuesto a que la encontraran trabajando en ese local para mantener esa casa? En ese momento, su sufrimiento cegó su cerebro. La casa no era importante, lo más importante eran los recuerdos. Todo lo valioso estaba dentro de su cabeza y fue incapaz de verlo. Se dejó llevar por unas absurdas ideas.

- ¿Crees que soy tonta por querer mi casa?

El chico la miró sin comprender del todo su pregunta.

-Yo creo que no debería haber hecho todo lo que hice para intentar quedarme con la casa.

Draco sintió una fuerte opresión en el pecho. Sin saber que decir, dejó a la chica que continuara.

-Acabo de tener un enfrentamiento con mis amigos y en lo primero que pensé fue en ir a mi casa, a refugiarme. Pero en el momento de aparecerme lo hice aquí. Esta noche me he dado de cuenta de lo tonta que fui al pensar que la casa de mis padres, sería como si ellos nunca se hubiesen ido. No tienes idea de lo reconfortante que fue saber que al estar aquí contigo, me sentiría segura y tú me calmarías. Ahora contigo aquí no puedo evitar pensar que estoy como en casa.

Con la mano libre que tiene, el chico gira su cara y la besa. Hermione un poco sorprendida tardó en corresponderle, pero lo hizo con una pequeña sonrisa. Sabía todo lo que le quería decir, sin necesidad de palabras. Hermione se sintió en la gloria al saber que el chico no rechazaba los sentimientos que empezaban a florecer en ella.

Draco la dejó en la cama y empezó a desvestirla. Empezó a maldecir esas condenadas botas que no le daba sacado. Cogió su varita y con un hechizo las hizo desaparecer. Hermione se rio de su impaciencia, le pareció realmente adorable.

En cuanto estuvo totalmente desnuda, Draco apenas se paró a apreciarla. Recordaba a la perfección, cada curva y cada peca de su hermoso cuerpo. En esta ocasión necesitaba tenerla entre sus brazos y saber que era ahí donde quería estar. Necesitaba ver con sus propios ojos como ella deseaba que él la tocase.

Draco se deshizo rápidamente de su ropa con un movimiento de varita. Se tumbó sobre la chica que lo miraba divertida por las prisas del chico. No se creía que fuera así de ansioso después de que le dijera que se sentía como en casa, que lo que menos quería era irse.

Al ver como la miraba a los ojos. Hermione le acarició la cara y lo besó intensamente. No sabía cuanto lo necesitaba. Draco al ver como daba el primer paso se dedicó a besarla como mejor sabía, iba a demostrarle que no iba a poder vivir sin sus besos y sus caricias.

Cuando notó su humedad, se introdujo en ella delicadamente. El rubio, en ningún momento dejó de observarla, quería asegurarse que eso era lo que deseaba, que no se sentía obligada de ninguna manera.

Se quedó totalmente tranquilo al notar como llegaba a un gran orgasmo. Él llegó al suyo al ver como la chica abría los ojos y lo miraba con una mezcla de deseo y amor. No pudo evitar sonreír al notar como sus preocupaciones se esfumaban.

Ninguno de los dos quería apartar la mirada.

La primera en despertar de esa bruma, fue Hermione.

-Las fotos duran más- sus palabras y su risa hizo que Draco volviese en sí.

-Eso significa que me das permiso para sacarte una fotografía desnuda- comentó burlón.

Draco se levantó y fue al baño. Hermione se sintió un poco defraudada al notar como añoraba volver a sentir al chico.

- ¡Malfoy! -lo llamó en un arranque de valentía.

-Dime- dijo el chico mientras se acercaba con una toalla entre sus manos.

-Me gustaría que te quedaras hoy conmigo- le dijo en bajito y totalmente sonrojada.

Él al verla en ese momento, con la cabeza gacha y las mejillas coloradas, sintió como su pecho se inflaba. El sentimiento de que alguien lo necesitaba fue el más grande que sintió desde hacía años. No recordaba un momento que se le pudiera igualar.

Le acarició la cara y le sonrió. Ella levantó la cabeza expectante. Le dio un suave beso.

-Que sepas que tiendo a invadir toda la cama.

Le pasó la toalla húmeda por sus piernas y su sexo.

Tal como estaba, se metió debajo de las sábanas y se abrazó a la chica. Ella lo miró con infinito agradecimiento.

Resquicios de orgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora