Siete

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Lorena había desgastado sus fuerzas en el trayecto que le tomó llegar hasta la avenida principal, a 9 cuadras de su casa. El llanto no cesaba, y se sentía impotente y humillada. Ella ya no quería vivir en esa casa, su padre no era como el padre que ella soñaba tener, su madre pasaba desapercibida por su padre y a veces por sus propios hijos, su hermano casi no hablaba con ella y las pocas veces que lo hacía, era solo para hacerla enojar; aunque debía admitir que la forma en que este le habló a su padre para que no la golpeara fue un hecho bastante heroico e inesperado de su parte. No es que ella no amara a los miembros de su familia, pero quizás los amaría más si no tuviera que convivir con ellos.

Eran las 12:30, definitivamente estaba ya tarde para su encuentro con Boris, por lo que sacó su celular de su pequeño bolso de mano y lo llamó con la esperanza de que él no tenga mucho tiempo esperándola.

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El celular de Boris comienza a sonar con una canción de su banda favorita, "Trouble One", y al ver el número registrado como 'Lorena Bonita R.' Se traga rápidamente el sorbo de malteada helada que se había comprado mientras esperaba, haciendo que le dé una punzada fría en la cabeza, pasa su dedo por la pantalla y contesta:

-* ¿Hola?
-**Hola, ¿Boris?
-* ¡Bonita! Aquí estoy en la heladería que me dijiste.
-**¿Llevas mucho tiempo esperando?... lo siento... -La voz de Lorena sonaba quebrada y avergonzada.
-* ¿Estás bien Lorena? ... ¿Necesitas más tiempo?... ¿ya no podrás venir?.... créeme que no tengo ningún problema si decides que ya no quieres venir... o dime si necesitas que te vaya a buscar.
-**yo... -Se le quiebra la voz. -creo que necesito que me vengas a buscar... pronto...
-* Si, por supuesto, dime dónde estás. -Boris sacó un billete de su bolsillo y lo dejó como propina sobre la mesa que él ocupaba y de inmediato empezó a caminar hacia su auto.
-**Avenida Luchadores y Colina 10 junto a la panadería "Buen Pan"
-* Se exactamente dónde estás, llegaré por tí en 10 minutos, no te vayas por favor.
-**Aquí estaré... no tardes por favor.
-* Ya estoy encendiendo el auto, nos vemos.

-fin de la llamada-

Boris estaba preocupado, la voz de Lorena se escuchaba triste y enojada, se preguntaba ¿Qué le habrá pasado?

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- No hables así hijo -Decía Ana entre sollozos entrecortados. -No odies a tu padre, después de todo, sin él no hubieras sido concebido tú.

- Hubiera preferido no nacer, a tener que soportarlo así en casa. Nunca seré como él, no lo admiro como otros hijos admiran a sus padres, más bien lo rechazo como si nunca lo hubiera conocido.

Hubo un silencio entre los dos mientras aún estaban abrazados en la cocina. Ana se limpió las lágrimas.

- Bueno hijo, lamento que pases por esto, en todo caso, quieres que te sirva ya la comida, le falta poco para terminarse de cocinar.

- No tengo hambre mamá, no ahora... quizás más tarde, en un par de horas... ¿Está bien? -Decía Bryan mientras se alejaba despacio hacia la escalera de subida a su habitación.

- Claro, no hay problema... yo... creo que... bueno, aquí estaré para servirte la comida cuando quieras. -Habló Ana con un tono de resignación.

- Gracias mamá, de verdad eres la mejor. Perdóname.

- No hay nada que perdonarte, no has hecho nada malo, que descanses.

Bryan miró al suelo, luego dio una vista rápida a su madre que movía una cuchara dentro de una cacerola hirviendo mirando a un punto fijo entre las llamas de la hornilla sin expresión alguna en su rostro y luego subió con paso lento. Llegó a su habitación y cerró la puerta con seguro, se recostó en su cama tratando de digerir lo sucedido y cerró sus ojos dejando escapar una primera lágrima repentina. Durante años y años de agresión de parte de su padre, él nunca había derramado una sola lágrima por esta situación, pero ahora, a medida que crecía, se daba cuenta de que realmente era malo lo que su padre le hacía a su mamá, y ya empezaba a sentir una verdadera impotencia e ira hacia su progenitor. Dejó que la ira frustrada lo venza en un sueño profundo, durmió.

Al fin MoríDonde viven las historias. Descúbrelo ahora