Catorce

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17:40

Marlon llegó a su casa sin saludar a nadie, de hecho ni siquiera preguntó por su cena, pasó directamente a su habitación y tomó un baño. Ana no había escuchado la puerta y seguía en la cama donde se había mantenido leyendo la Biblia que su amiga le había dejado de regalo hace unos años.

Al salir, Marlon se empezó a vestir y Ana lo miraba de manera disimulada, ya que hace algún tiempo que no miraba a su esposo mientras se cambiaba de ropa, había que reconocer que seguía estando en forma, o al menos se había mantenido lo mejor posible a pesar de sus 39 años, se podría decir que aún no le asentaban las canas.

- ¿Pasa algo? ¿Por qué me miras así? -Preguntó Marlon con un tono grotesco, y en ese momento Ana recordó quién era en realidad su marido y desistió de sus pensamientos amorosos sobre él.

- Solo miraba a mi esposo. Pero ahora parece que ni eso puedo hacer. -Ella continuó con su lectura intentando regular su respiración. Nunca le había contestado de esa manera a él, con un tono desafiante, solo esperaba no recibir consecuencias por ello.

Al parecer Marlon estaba demasiado agotado como para enojarse, porque solo siguió en lo suyo y ni siquiera pronunció una palabra.

- ¿Ya quieres cenar? -Preguntó ella muy serena.

- No. Quiero descansar. -Respondió él con firmeza.

- Como digas.

Marlon se recostó en la cama y dándole la espalda a Ana, se quedó dormido. Un milagro.

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-¿Para qué rayos lo eché de la casa? -Pensaba Lorena recostada boca abajo en su cama, con el rostro hundido entre las almohadas. -¿Acaso tiene sentido lo que hice? -Seguía lamentándose sus reproches hacia Boris.

- ¡Soy una tonta! -Ahora lo murmuró entre las sábanas.

-El intentaba explicarme de buena manera la situación, y yo solo lo ignoré... -Los pensamientos bailaban con prisa en su mente intentando comprender por qué había hecho lo que hizo. - Ni siquiera llevo dos días con él y ya le reprocho algo del pasado, algo de lo cual no estoy ni segura, por Dios Lorena...- Se hablaba a sí misma en sus pensamientos. -¿Dos días y ya te sientes dueña del muchacho? ... Ay... debí saber que algo así pasaría... ¿Por qué le dije que sí quería ser su novia si ni siquiera lo conozco bien? ... pero... ¡Qué guapo que es! ¿Cómo decirle que no?... Nahh... debo seguir con él... no es un mal chico... lo llamaré... arreglaré esto.

Lorena tomó su celular y marcó el número de Boris rogando que este le contestara. Sonó Cuatro veces y contestó sin hablar enseguida.

- *........ ¿Hola?

-** Hola... ¿Boris? ... Soy Lorena... escucha... quiero que hablemos... perdóname... creo que exageré en mi trato... ¿puedes perdonarme?

-* ............................. -él hizo un largo silencio sin contestar.

-** En serio, la verdad es que no sé por qué hice lo que hice... creo que estaba enojada, aterrada y hasta un poco celosa o envidiosa por lo que había visto... actué de manera muy tonta, por favor háblame... hablemos del tema ¿sí? ... no quiero estar así contigo... eres un chico genial, eres mi mejor amigo y ahora mi novio... sé que llevamos pocos días de empezar a conocernos de nuevo... pero no quiero echarlo todo a perder...

-* No estoy enojado contigo Lore... tenías razón en enojarte tú.

-** ¿Qué? -Lorena se confundió un poco por la forma en la que habló Boris.

Al fin MoríDonde viven las historias. Descúbrelo ahora