Diez

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- Ella se encuentra realmente delicada señor Rosermo, no debe hablar, ni exaltarse para nada, es mejor dejarla dormir. -Advirtió el Doctor Watson.

- Pero quiero saber si va a ponerse mejor.

- Si, se pondrá mejor, solo debemos dejarla descansar y darle las atenciones necesarias aquí en el hospital. Pero de seguro, al darle de alta en tres días como mínimo, le mandaremos algunos medicamentos que necesita para compensar lo que su cuerpo necesita.

- Gracias Doctor. Muchas gracias.

- Para servirle Señor Rosermo. Ehh, disculpe, supe que usted es el presidente del área de ventas de Sounder's Company ¿Es Así?

- Si, ¿Cómo lo sabe?

- Bueno, converso mucho con mi hija, y ella trabaja para usted, ella le asiste en el área de contaduría.

- ¡Oh! ¡Qué bueno saberlo! No dude en contar con mi ayuda en cualquier circunstancia, aquí le dejo mi tarjeta, llámeme de preferencia en horarios de oficina.

-Muchas gracias a Usted.

El médico se retiró y Marlon quedó en el pasillo junto a la puerta de la habitación donde estaba su esposa, con una sensación extraña en el fondo, él sentía que por alguna razón también era su culpa que Ana actuara de esa forma. Pero era tiempo de remordimientos, ellos no se llevaban bien, ya no se amaban como antes, era evidente que este matrimonio fracasaría en algún momento.

Pero ¿Qué está pasando conmigo? ¡No puedo permitir que este matrimonio acabe! ¡Mi reputación en la empresa como hombre íntegro se dañaría! ¡Mi imagen ante mis amigos y compañeros quedaría por el suelo!... En cuanto Ana se recupere, debo hacer algún tipo de convenio con ella, no podemos divorciarnos, eso sería fatal, pero quizás si llegamos a convenir algo, podríamos vivir en la misma casa, pero sin compromisos maritales de por medio. Ya veremos qué pasa. -Marlon hablaba consigo mismo en su mente.

01:20 --

- Mamá, Bryan fue a comer algo a la cafetería del hospital, papá está afuera hablando con el Doctor.

Ana solo asintió con la cabeza, ya que le habían exigido no hablar para no llenarse de gases o forzar el abdomen.

- Necesito contarte algo mamá, creo que no tengo nadie más a quién contarle, pero siento que quiero contártelo ahora, ¿Prometes que no te reirás de mí, ni te enojarás conmigo?

Ana le hizo señas con las manos indicándole que quería un papel y un lápiz para escribir lo que quería decir.

- Aquí tienes mamá.

-"Lo prometo" -Fue lo que escribió Ana en el papel.

- Bueno mamá, es que me gusta un chico, es un buen muchacho que conozco desde que éramos pequeños.

- "¿Puedo saber su nombre?"

- Pero si te lo digo no deberás comentarlo a nadie en absoluto.

- "Lo prometo"

- Boris Livinton.

Ana la miró fijamente a los ojos, hizo un gesto de asombro y empezó a escribir su respuesta.

- "¿En qué momento me perdí de eso?"

- Cuando fuimos al Zoológico antes de ayer. Nos vimos e inmediatamente tuvimos química. Él tiene ya 18 años, y es muy apuesto ¿Acaso no recuerdas?

- "Si, pero no pensé que te gustaba... bueno, no me fijé en eso"

- Si mamá, y parece que yo también le gusto a él. Le comenté que estabas aquí en el hospital, y vino inmediatamente hasta acá para ver que todo esté bien, aunque yo nunca que dije en qué hospital estábamos, lo buscó, bueno... en realidad me buscó.

Al fin MoríDonde viven las historias. Descúbrelo ahora