Veintitrés

140 9 9
                                    

- ¿Estás listo para mañana?

- Eso creo.

- Pero aún no me has dicho si pudiste comprar lo que necesitabas para empezar.

- No he podido, pero tendré que conformarme con lo que tengo.

- ¿Usarás el mismo cuaderno que usaste el año pasado?

- Si, aún tiene hojas en blanco, creo que sería una manera de reciclar.

- Bry, nunca has sido ecologista ni nada por el estilo.

- Puedo empezar ahora.

- Jajaja, está bien. Entonces, ¿a qué hora irás? Quisiera que nos encontremos allá, no tengo a nadie más en ese colegio y nada mejor que empezar el nuevo año lectivo, acompañada de un buen amigo como tú.

- Tu mejor amigo.

- Es lo que tu piensas.

- ¡Hey!

- Jajaja...

- Quisiera que estés aquí Ro. Hoy me he sentido muy triste. ¿Puedes creer que Lorena llamó a mamá y le dijo que aún no volvería?

- ¿No volverá?

- Pues, no lo sé. Dijo que no volverá por ahora, pero no dijo si sería definitivo.

- Entonces no hay de qué asustarse Bryan. Tranquilo. Ella volverá.

- Tengo miedo.

- ¿De qué?

- De todo.

---

Marlon estaba con su rostro entre sus manos, llorando como un niño. De repente todo tenía sentido, él era como su padre, justo como no quería ser. Él había odiado a su padre durante toda su vida, de hecho, desde que se fue de su casa no había podido volver nunca porque sabía que se encontraría con su padre, y no sabría qué decirle o cómo actuar, solo pensaba en golpearlo por todo lo que le hizo a su madre, bueno, él no tenía claro qué quería hacer con él, pero sabía que no era bueno lo que tenía en mente.

- ¿Por qué me siento así? -Decía él entre sollozos.

- No se primo... quizás es tiempo de hacer algo respecto a tu pasado de la infancia.

- Bueno, al menos puedo decirte qué no debes hacer, y así podrás deducir qué puedes hacer. -Añadió Joaquín.

Marlon se mantuvo en silencio un par de minutos más y luego se limpió las lágrimas y el sudor que ahora también acompañaba su imagen devastada.

- ¿Qué no debo hacer? - Le preguntó a Joaquín mirándolo fijamente.

Joaquín titubeó un poco por el calor de la mirada fija de Marlon, pero en seguida se animó a contestar seriamente y se acomodó en el asiento antes de hacerlo.

- Está bien, presta atención, debes saber que si quieres superar todo esto, lo primero que debes hacer es reconocer que necesitas ayuda, nadie puede ser ayudado si no reconoce que lo necesita...

- ¡Claro que necesita ayuda! ... ¡está llorando!, ¡nunca he visto llorar a mi primo! -Acotó Carlos.

- Es cierto... - continuó Marlon. - Creo que necesito ayuda como nunca antes, y quizás es porque nunca antes me había dado cuenta de cómo me había afectado esto desde mi infancia.

- Bien, entonces el primer paso está dado. Lo siguiente es acercarte a tus padres y pedir perdón.

- ¿Pedir perdón? ... ¡Jamás! - Marlon se puso de pie inmediatamente y llevó sus manos a su cabeza. - ¡Ellos deben pedirme perdón a mi!, mi padre es un desgraciado que solo se dedicaba a hacerle la vida difícil a mi madre, y mi madre simplemente huyó de casa en cuanto pudo, dejándome solo con ese monstruo, y aunque aun la ame, no creo que podría perdonarla y ya.

Al fin MoríDonde viven las historias. Descúbrelo ahora