Diecinueve

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Bertha terminó su sesión de negocios y fue a la oficina de su esposo para comunicarle los acuerdos de su cliente, pero cuando ella hubo cerrado la puerta de dicha oficina, Luis se paró inmediatamente acercándose rápido y decidido hacia Bertha, la tomó de la cintura pegándola a su cuerpo y la miró fijamente a los ojos.

- ¡Mi amor! ¡Qué efusividad! -Exclamó Bertha entre divertida y preocupada, ante el inesperado accionar de su marido.
- Dime la verdad... -Susurró Luis con fuerza y enojo acumulado. - ¿Me estás tomando por tonto?
- ¿A qué te refieres amor? ... ¡Tú no eres tonto! -Ella estaba realmente asombrada.
- ¡Pero al parecer si me ves así!... Porque estás acostándote con otro hombre mientras me haces creer que son el único amor de tu vida...
- ¿Qué?...-Bertha estaba en shock, ¿Cómo se pudo enterar Luis? -¿Cómo crees eso? ¿Quién te ha dicho eso? -Bertha realmente quería saber quién pudo haberlos visto a Marlon y a ella... o cómo se había filtrado esta información hasta su esposo.
- Toma... Léelo tú mismo y deja de mentirme que de todas formas ¡ya no te creo nada! -Luis dio media vuelta no sin antes empujar suavemente a su esposa, entregándole contra su pecho la Tablet donde estaba abierto el e-mail que Marlon había enviado minutos antes.

Ahora ella empezó a sentirse nerviosa, sus manos sudaban, empezó a leer el e-mail y al leer la palabra "amantes" supo que fue un grave error dejar su Tablet sincronizada a su celular en el escritorio de la oficina de su esposo, no solo eso, supo que fue un grave error dejar que todo esto de engañar a su marido pasara. Después de todo, Luis era su esposo, Luis era un hombre amable, respetuoso y muy cariñoso, nunca se olvidaba de las fechas importantes ni de darle detalles de vez en cuando, era buen padre y siempre le ayudaba en los quehaceres domésticos. Ella no quería perder a ese hombre que lo daba todo por ella y que luchó mucho para enamorarla en su juventud. Fue el único hombre que le hizo olvidar a su amor platónico, Marlon.

- Mi amor... yo... creo que... no, espera... debo ser sincera contigo. -Ella hablaba con desesperación intentando llamar la atención de su esposo que estaba de espaldas a ella mirando por el ventanal de su oficina. - Por favor, mírame amor... sentémonos y te explico.

Luis se giró hacia ella y la miró con su rostro mojado por las lágrimas que había dejado salir. El realmente amaba a Bertha.

- ¿Qué quieres explicarme? ... ¿Acaso inventarás una buena excusa para decirme que es mentira, que es una equivocación? ¿Tienes idea del daño que me haces? ¡El daño que le haces a nuestra familia!

Las lágrimas de culpa y dolor empezaron a brotar de los ojos de Bertha también.

- Mi amor... yo no pensé en hacerte daño... jamás... créeme.
- Pero ya lo haces. -Luis se sentó en un sillón de su oficina, Bertha imitó la acción de su esposo y se sentó junto a él en el mismo sillón.
- Te voy a decir toda la verdad, pero por favor, tienes que creerme... por favor.

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20:55

- ¡Bryan! -Ana llamaba a su hijo desde la planta baja.

- Mamá... ¿Está todo bien? -Preguntó él mientras llegaba hasta donde su mamá estaba recostada en el mueble de la sala.

- ¿Has sabido algo de Lorena? Normalmente ella llega antes de la hora en que llegaría tu papá, y ya es bastante tarde.

- No mamá, Lore no contesta mis mensajes, ni llamadas, pero la verdad no me preocupa demasiado, ella está acostumbrada a hacer eso de irse de vez en cuando, quizás está en la casa de alguna amiga. Tranquila mamá, ella estará bien.

- Eso espero, lo peor que podría pasar es que ella no esté bien en donde sea que esté.

- Está bien. Te lo aseguro. Mami... -Bryan se movió ansioso de lado a lado, revisó la hora y comentó: -no hemos cenado, ¿quieres que ponga a calentar alguna de las comidas congeladas?

Al fin MoríDonde viven las historias. Descúbrelo ahora