Capítulo 3 Un encuentro aterrador

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Ha pasado una semana desde el funeral. Todas las noches, mi madre ha hecho una oración -cosa que normalmente no hace- con voz baja y sola en la sala. Ayer, ella me hizo la propuesta de ir a la iglesia y pedir por ella, pero yo le contesté "Mamá.. Para que dios te escuche.. ¿Tienes que ir a la iglesia? Es sólo una duda" "Claro que no. El puede escucharte donde sea. "contestó. "¿Porqué estas tan preocupada? Déjala descansar en paz. Por favor." "Eso es lo que me preocupa. Si matar es un pecado imperdonable, suicidarse es peor. Pide por ella."

Ya me había dado cuenta que mi madre y yo tenemos ideas demasiado diferentes. Mientras ella piensa que Eliana debe estar en el purgatorio sufriendo por cometer algo tan horrible, yo la imagino en un campo de flores, con un cielo hermoso, con la luna y el sol al mismo tiempo y millones de estrellas posando sobre ella. Yo sólo pienso que dios es el único que sabe que ella cometió un error y que ella sólo buscaba una cosa: liberarse de una carga muy pesada. El no castiga, el comprende. Bueno, eso pienso yo.


Hubo un lapso de mi vida en donde fui alejándome poco a poco de los demás. Empecé a descubrirme a mi misma y qué es lo que realmente quería ser y con quienes quería estar. Nunca me gustó hacer amistad con alguien sólo por conveniencia. A consecuencia de, he pasado la mayor parte del tiempo un poco solitaria. Viendo como el tiempo avanza y mi vida también. He notado que todos estamos pasando por una etapa en donde estamos a punto de convertirnos en adultos que trabajan, independientes y dispuestos a dar arranque para iniciar con nuestros proyectos personales.

Muchos de mis compañeros quieren estudiar un posgrado, viajar, casarse o incluso planear un hijo. No entendía porqué los jóvenes de ahora quieren correr tan rápido si de los 100 años que pueden vivir— pensando positivamente—, ellos apenas están en sus diminutos 20. Luego pensé, que si esa era su manera de encontrar la felicidad, bien por ellos. La gente tendría menos preocupaciones si dejaran a los demás vivir su vida a su antojo.

Yo en realidad ya sé que es lo que quiero, pero algo me bloquea: el miedo. Quiero viajar a Dinamarca, Japón, Inglaterra, Australia, a todas partes. Quiero ser como el escorpión de Baldora, no quiero morir sin antes haber ayudado a alguien. Quiero tener una casa con muchas flores y un gato. Claro. El gato no puede faltar; que esté gordito y pachoncito. 

Tengo un plan estructurado que me motiva a tomar un camino diferente al que tomó Eliana, no obstante, las cosas pueden cambiar en un pestañeo. Gracias a dios, soy una persona muy curiosa que a pesar de la adversidad, mi idea de no quedarme con las ganas de nada me inspira a vivir.


Era un día con mucha lluvia y mucho frío , un día de clases mas. Una de las chicas de mi salón— llamada Julia—me invitó a acompañarlos a la cafetería por café y claro, era una invitación amable, ¿Porqué negarme?. Entre nosotros va uno de los chicos más revoltosos e inmaduros que he conocido. Su nombre es Germán. Es alto, moreno, cuerpo demasiado tosco y muy inquieto. Hablaba cualquier tontería sólo para llamar la atención. Se le ocurrió en ese momento, apuntarme a mí como blanco de sus burlas.

- Oye Samantha ¿Porqué nunca tienes novio? - Preguntó Germán.

- Soy Samara. Si he tenido novio, pero, desde hace 5 años que no salgo con nadie.

- ¿Te gustan las mujeres verdad? Se te nota en la cara. Además, las que no tienen novio mucho tiempo les empiezan a gustar las mujeres. -Dijo mientras reía.

- ¡Ya déjala! Muy sus gustos. - Dijo Julia

Sentí vergüenza no por lo que dijo, si no, la reacción de todos al mirarse unos a otros como si estuvieran de acuerdo con lo que dijo. Ser lesbiana no es ninguna ofensa para mi pero, estaba diciendo cosas sobre mi que claramente no eran verdad, aparte de que odio el bullying con todo mi ser. Lo negué pero aun así, el ambiente no cambió.

Tu eres mi limboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora