Carmela era la única persona que podía llegar a las siete de la mañana, gritando como si fuera la hora de la comida y estuviera hambrienta hasta los huesos. Al resto los mandaría a freír espárragos. Pero a ella... bueno, esa chica era mi mejor amiga, se podría decir que ellos están para sacarte de la rutina.
Carmela estaba muy emocionada porque habías llegado, en realidad, no dijo tu nombre. Es más, yo ni sabía de quién hablaba cuando decía "lo tienes que conocer".
Carmela tenía veinticinco años y se seguía emocionando como una niña de cinco.
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Recuerdos de una vida
Short Story¿Cuántas veces has intentado olvidar? Muchas. Para él olvidar era parte de su vida, algo que no podía controlar y había tardado en aprender varias formas para quedarse con un trozo de las cosas más importantes. Vivía sin problemas mayores. Hasta qu...