No me convertí en tu novia esa noche, tampoco te hubiera dejado teniendo una gota de alcohol en tus venas. Pasaron semanas, quizá algo más de un mes.
Me llevaste con los ojos vendados en tu auto. Cuando bajé me saludó el olor a tierra fresca, pinos y flores. Oí grillos, conejos y aves. Fácil habías conducido una buena media hora para llegar a este lugar, donde no hacía frío ni calor. El viento era suave y el beso que me diste en la mejilla, dulce.
—Un beso y te quito la tela de los ojos.
Reías, Brad, como si fueras un niño a la mitad de una travesura.
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Recuerdos de una vida
Short Story¿Cuántas veces has intentado olvidar? Muchas. Para él olvidar era parte de su vida, algo que no podía controlar y había tardado en aprender varias formas para quedarse con un trozo de las cosas más importantes. Vivía sin problemas mayores. Hasta qu...