Esa noche llamaste a mi puerta. No tenías los ojos rojos de llorar, es más, no creo que estuvieras cerca o hubieras asimilado lo sucedido. Me pediste perdón sin haber motivo y fuimos a la terraza.
Fue la primera vez que te escuché cantar y eso te animó. La música regresaba la vida a tu rostro, brillaba y lucía saludable. Eras una estrella a años luz de distancia.
¿Cuál era el secreto para salir tan rápido de la oscuridad? Aunque solo durara unos segundos, quería saberlo.
ESTÁS LEYENDO
Recuerdos de una vida
Short Story¿Cuántas veces has intentado olvidar? Muchas. Para él olvidar era parte de su vida, algo que no podía controlar y había tardado en aprender varias formas para quedarse con un trozo de las cosas más importantes. Vivía sin problemas mayores. Hasta qu...