No sé, estabas extraño. Tu cuerpo a mi lado, tu mente a kilómetros de distancia. Esos ojos brillantes estaban apagados, como esperando que una chispa los prendiera de nuevo. Me acerqué y me encajaste entre tus piernas. Tus dedos de guitarrista se aferraron a mi ropa, calientes y corrosivos, al mismo tiempo desesperados.
Eras una bomba explosiva de emociones.
Bajaste la mirada a mis ojos y deslizaste tu mano por mi majilla. Mi estómago se revolvió, mis mejillas se sonrojaron. Sonreíste por fin y ladeaste la cabeza con un movimiento rápido de pajarillo.
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Recuerdos de una vida
Short Story¿Cuántas veces has intentado olvidar? Muchas. Para él olvidar era parte de su vida, algo que no podía controlar y había tardado en aprender varias formas para quedarse con un trozo de las cosas más importantes. Vivía sin problemas mayores. Hasta qu...