XIV

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—Hola, chica —dijiste, tus codos estaban apoyados en la barra de la cocina y tenías una manzana mordida en una mano—. Todos los caminos parecen terminar en el mismo lugar. ¿Destino o coincidencia?

—Una destinada coincidencia.

—Me ganaste.


Recuerdos de una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora