Yo sé que es mi hijo.

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-¿Puedo pasar?- pregunta mi madre asomando la cabeza por la puerta.

-Claro mamá- le respondo con una pequeña sonrisa.

-No has salido de la cama en todo el día. ¿Qué ocurre Tedd?-. Me incorporo y me siento con las piernas cruzadas.

-Kaytlin está embarazada-. Mi madre pone cara de sorpresa pero luego sonríe.

-¿Y por qué estás así de triste? Deberías de estar feliz-. Me lo pienso durante unos segundos porque no sé si debería de contarle todo lo que me preocupa, pero al final opto por hacerlo.

-No sé si el niño es mío o de Leandro-. Mi madre se levanta de la cama al oír mi comentario.

-¿Esto se lo has dicho a Kaytlin?-

-Sí- le respondo.

-Y supongo que se ha enfadado ¿verdad?-.

-Efectivamente-.

-A veces me sorprende lo ingenuo que puedes llegar a ser. A ninguna mujer le gusta que el hombre de su vida dude de que el hijo que espera es suyo-

-Pero mamá después de lo que pasó....-

-¿Amas a Kaytlin?-

-Por supuesto-.

-Entonces Teddy no entiendo tu actitud. Aún no sabes si ese hijo es tuyo y ya estás dando por hecho de que es del otro-.

-No lo estoy dando por hecho mamá-

-Si lo estás haciendo, sino estarías junto a ella apoyándola en todo esto-. Quiero contestarle a mi madre pero realmente no sé que decir.

-No puedo estar con ella sabiendo que su hijo es de otro-.

-¿Y por qué no Teddy? En el caso de que ese pequeño fuera hijo del animal ese, él no tiene culpa de la forma en la que fue engendrado. Lo importante es que es hijo de la mujer que amas y en el caso de que tú quisieras estar con ella lo aceptarías como tal si de verdad la amaras-

-No lo había visto desde ese punto-. Mi madre se sienta y me acaricia la cara.

-A tu padre también le costó aceptar tu llegada porque al igual que a vosotros nos pilló de sorpresa, pero mírale ahora, es el hombre más feliz del mundo-.

-Mamá te amo- digo mientras me levanto y le doy un beso muy fuerte en la mejilla.

-¿A dónde vas?- me pregunta mientras me visto.

-A decirle a Kaytlin que lo siento-. 

-Sabía que no me ibas a decepcionar-.

Bajo rápidamente hasta el garaje y cojo el coche para ir hasta casa de Kaytlin. Al llegar tengo la suerte de encontrar aparcamiento pronto así que en menos de cinco minutos estoy llamando a su puerta:

-¿Qué haces aquí?- dice nada más verme. Yo no digo nada, simplemente la sujeto de la cintura y la beso con todas mis fuerzas.

-Siento mucho mi comportamiento. Sé que no tengo excusa ni mucho menos, pero la noticia me pilló tan de sorpresa que no pude evitar comportarme como un auténtico gilipollas-.

-Me has hecho daño Tedd- dice Kaytlin mientras cierra la puerta.

-Lo sé y no te imaginas cuanto lo siento. Pero lo único que me importa es estar contigo-.

-Las cosas no se arreglan tan fácilmente-.

-Yo sé que este pequeño es mío- digo mientras le toco el vientre y una sensación muy extraña me invade.

-No decías eso el otro día-.

-Kaytlin las personas se arrepienten, sé que estás dolida pero entiéndeme a mí también-. Kaytlin se queda callada por unos segundos y me da una bofetada.

-Última vez que dudas de mí porque te juro por lo más sagrado que tengo Theodore Grey, que si lo vuelves a hacer por más que me duela no volverás a verme en tu vida-. Yo sonrío y la abrazo.

-Te amo-. Kaytlin sonríe.

-Yo también te amo- responde mientras me devuelve el abrazo. Nuestro momento romántico se ve interrumpido por el imbécil de Leandro.

-¿Qué haces aquí?- le pregunta Kaytlin.

-Vi que había llegado y no quería perder la oportunidad de hablar con él-.

-¿Conmigo?- pregunto sorprendido.

-Si ¿podemos hablar a solas por favor?-. Kaytlin le mira con cara de no entender nada.

-Claro-. Primero sale Leandro y yo le sigo hasta el final del pasillo.

-Tú dirás-.

-Deja de comportarte así con ella. Puedo asegurarte que ese hijo que espera es tuyo-.

-¿Por qué estás tan seguro?-. Leandro cierra los ojos y suspira.

-Porque en el aquel momento usé protección con ella. Tú has estado con ella después de que estuvo conmigo ¿verdad?-. Yo asiento.

-Pues chico, blanco y en botella, leche-. Una gran sensación de alivio inunda mi cuerpo.

-No seas tan tonto de perderla como hice yo. Kaytlin es una tía que vale su peso en oro y mucho más-.

-Lo sé- le respondo.

-Bueno, yo solo quería que supieses eso-. Es lo último que dice antes de marcharse. Cuando vuelvo al apartamento de Kaytlin ella está en la cocina preparándose un sandwich.

-¿Qué te ha dicho?- me pregunta.

-Que usó protección contigo aquella vez-.

-Ya lo sabía-.

-¿Ah sí?-

-Claro, me lo dijo cuando arreglamos todos los problemas que teníamos-.

-¿Entonces tú sabías seguro que era mío?-

-Por supuesto- responde tan tranquila.

-¿Y por qué no me lo dijiste?-

-Básicamente porque duele mucho que el hombre que se supone que te ama dude de que es el padre del hijo que estás esperando-

-¿Fui un gilipollas verdad?-

-Gilipollas se te queda corto- dice sonriendo. Me acerco a ella y la abrazo.

-Me hace tan feliz estar así contigo-.

-Pues puede que esto, nos dure poco- dice algo seria y mi expresión cambia por completo.

-¿Qué pasa?- le pregunto.

-Siéntate- me pide.

-Habla de una vez-

-Te voy a contar porque me he acercado a Leandro de nuevo y cual es el plan que tenemos-.

-¿Tenéis?-

-Leandro y yo estamos colaborando con la policía-. Mi cara es un auténtico cuadro de confusión.

-¿Qué?- digo boquiabierto.


Theodore Raymond Grey 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora