Futuras sorpresas

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-¿Se puede saber que te pasa para tener esa cara?- me pregunta Kaytlin.
-Nada- digo mientras salgo del salón.
-Tedd por favor- dice tirando de mi brazo para que pare. Yo suspiro y me la quedo viendo por varios segundos:
-No me gustan esas confianzas con Marcus-. Kaytlin ríe.
-¿Qué te hace tanta gracia?- le pregunto enfadado.
-Eres tonto por ponerte celoso- dice dulcemente mientras se acerca a mi.
-Soy solo tuya. Creo que ya ha quedado más que demostrado-. Sus palabras me provocan una sonrisa.
-Más vale que les quede aún más claro-
-¿Qué quieres decir?- me pregunta con cara extrañada.
-¿Cuando nos casamos?-. Kaytlin comienza a reír.
-Cuando tú quieras- me responde y yo no puedo evitar sonreír.
-Cuando volvamos del viaje de la playa nos vamos a Las Vegas y nos casamos-.
-¿Tú de Elvis y yo de Marylin Monroe?-
-Claro. Es un clásico que no puede faltar en nuestra boda- le respondo sonriendo.
-Theodore- escuchamos la voz de mi padre que interrumpe nuestro momento romántico.
-Sí papá-.
-Ya va siendo hora de que os vayáis a dormir- dice un poco borde.
-Claro señor Grey- responde Kaytlin algo avergonzada. Yo no si quiera le respondo porque odio cuando nos habla así. Acompaño a Kaytlin hasta la habitación de Phoebe y me despido de ella con un pequeño beso.
-Buenas noches nena-.
-Que descanses cariño-. Antes de cerrar la puerta me lanza un beso y me dedica la sonrisa más sensual que he visto en mi vida.
Cuando voy a mi habitación Marcus me está esperando sentando en mi cama.
-¿Qué haces aquí?- le pregunto con mala cara.
-He visto que has estado un poco molesto conmigo y vengo a aclararte las cosas-.
-Habla-.
-Lo que estaba planeando con Kaytlin era la pedida de mano de tu hermana. Aprovechando que vamos a la playa quería que fuese especial-. No puedo evitar quedarme con la boca abierta.
-¿Qué pasa?- me pregunta.
-Que yo había pensando lo mismo-
-¿Pero tú ya se lo habías pedido, no?-
-Sí pero fue muy soso. Me gustaría comprarle un anillo y todo eso- le respondo.
-Podríamos planearlo juntos- sugiere Marcus.
-¿Y pedírselo a la vez?- pregunto.
-Morirían de amor con eso- me responde sonriendo.
-Tienes razón-.
-Mañana lo organizamos todo y vamos por los anillos temprano, antes de irnos-
-Me parece genial-. Marcus se va a la habitación de invitados y yo me meto en la cama para intentar dormir aunque lo dudo mucho porque estoy un poco nervioso.
La noche se hace un poco larga pero por fin llegan las 8, así que me levanto para ducharme rápidamente y bajar a desayunar. A las 9 Marcus y yo nos vamos a la joyería para buscar los anillos:
-Este me parece perfecto para Phoebe- dice Marcus mirando el gran diamante con toques rosas.
-Creo que le encantará- digo sonriendo.
-¿Y usted joven por cual se decide?- me pregunta la dependienta. Vuelvo a echar un vistazo a todos los anillos porque ninguno acaba de convencerme hasta que veo uno con unos pequeños brillantes alrededor del más grande.
-Quiero este-.
-Ese es muy caro- dice la chica.
-El dinero no es problema-. Más o menos a las 9:45 salimos de la joyería y volvemos a casa para que las chicas no sospechen. Cuando llegamos las chicas aún no han bajado a desayunar así que creo que tendremos suerte y no empezaran con sus interrogatorios de donde hemos estado y demás preguntas.
-Buenos días Gail- digo cuando entramos en la cocina.
-Buenos días jóvenes- nos responde con una sonrisa.
-¿Han bajado las chicas a desayunar?-.
-No joven Tedd. Las chicas creo que aún ni se han despertado-.
-Ya las despertará mi madre- digo sonriendo.
Cuando estamos acabando de desayunar aparecen las chicas y mis padres en la cocina.
-¿Por qué no nos habéis esperado?- pregunta mi madre.
-Estábamos muertos de hambre-.
-¿Tenéis listas las maletas?- pregunta mi padre mientras se sienta en la mesa.
-Nosotros sí- respondemos Marcus y yo.
-A nosotras nos queda poquito-.
-Como tengas que meter todo el armario en maletas estamos aquí tres semanas- digo riendo y Phoebe me da un golpe en el brazo.
-Eres un estúpido-.
-Yo también te quiero hermanita de mi vida-. Phoebe sonríe y me hace burla.
-Bueno niños. Daros prisa en desayunar que nos tenemos que ir pronto, el camino es bastante largo-.
Esperamos que las chicas terminen de desayunar para acompañarlas arriba para ayudarlas a bajar las maletas.
-No entiendo porque hacéis esto-.
-¿Lo vais a hacer vosotras solas?- le pregunto.
-No pero lo hacen los guardaespaldas-.
-Phoebe mi vida, los guardaespaldas están bastante ocupados ahora mismo-.
-Vale simpático-. Me encanta chinchar a mi hermana porque se pone muy tierna cuando se enfada.
A eso de las 12 nos ponemos camino a la casa de la playa. Un coche lo conduce Taylor donde van mi padre y mi madre y el otro lo conduzco yo donde vamos todos los demás. Con nosotros no va ningún guardaespaldas pero nos siguen en dos coches, uno delante nuestra y otro detrás.
-¿No os parece un poco exagerado todo esto?- les pregunto.
-Ya sabes como es papá con nuestra seguridad-.
-Pero aún así me parece demasiado exagerado-.
Hemos estado casi dos horas y media conduciendo pero el hecho de ver este paraíso donde vamos a estar casi cuatro días de vacaciones te quita todo el cansancio y todo lo malo.
-Uau....- dice Kaytlin sorprendida al ver la casa de la playa.
-Esto es una mansión- dice Marcus igual de sorprendido.
-La verdad que si es un lujo-.
-¡Chicos!- grita mi madre llamando nuestra atención.
-Pónganse cómodos que nos vamos al muelle de tiendas y a comer-.
-¡COMPRAS!- gritan Kaytlin y Phoebe entusiasmadas.
-No os preocupéis que tengo planeado algo diferente para nosotros- dice mi padre en voz baja y una sonrisa aparece en nuestras caras.
Cuando llegamos al muelle las chicas se van de tiendas y mi padre nos pide que vayamos al embarcadero. Marcus y yo nos quedamos con la boca abierta al ver las motos de agua que hay allí.
-¿Motos de agua?- pregunto entusiasmado.
-Nunca me has dejado montar papá-.
-Lo sé pero creo que hoy si es un buen día-
-¿Has montado alguna vez?- le pregunta a Marcus.
-Sí pero me monte las veces que me monte disfruto como un niño pequeño- responde sonriendo.
-Con mucho cuidado chicos pero vamos a divertirnos-. Es lo último que dice mi padre antes de acelerar su moto de agua así que Marcus y yo hacemos lo mismo.

Theodore Raymond Grey 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora