La hoja a punto de desnudar las ramas de aquel árbol.
Te aferras con toda tu fotosíntesis a permanecer prendada a éste.
Pero el viento, aquel que redefine los destinos al azar llenos de remolinos.
Te dejó caer camino a la desesperación.
El árbol te miraba con anhelo desde arriba.
Y tú llorabas desde abajo.