El secuestro que sufrió mi paciencia, te la llevas, nunca la devuelves. Lo haces con la intención de ponerme a prueba, para divertirte con mis reacciones.
Eres tan audaz, que no puedo molestarme, tu sonrisa nunca se borra con mis expresiones. Te digo, de verdad, no hace falta que devuelvas esa gota de paciencia. Porque yo tengo un balde de amor.