El lápiz que cayó al suelo dándome la oportunidad de rozar tus dedos.
Me observaste extraña, como siempre observas a los que te rodean como pirañas.
¿Por qué a mí? Si solo puedo mirarte con aquella ilusión de un minuto junto a ti.
Te sonreí, te hablé.
Y tú, sonreíste como nunca antes te miré.