La pequeña y nula esperanza de que un día te vuelva encontrar.
Te vi, me clavaste tu lanza, porque eso fue. Y ahora no puedo olvidarte.
Maldito destino que nos separa sin tener idea siquiera de los kilómetros o las palabras.
Porque no sé quién eres, o cómo caminas. Pero quiero saberlo.
Y solo eres una esperanza.