CAPITULO 27

9.4K 868 12
                                    

CAPITULO 27

Se cubrió el rostro con las manos y dejó salir todo el dolor que su corazón estaba sintiendo en ese momento. Maldita tormenta, por culpa de esa tormenta había llegado tarde. Su preciosa Dianna ya pertenecía a otro hombre y él ya no tenía deseos de seguir viviendo. ¿Cómo iba a continuar con su vida sabiendo que ella estaba con otro hombre? No, iba a ser imposible. Escuchó unos pasos de alguien que se acercaba a él, pero ya nada le importaba.

-¿Te encuentras bien hijo? – preguntó la voz de hombre con amabilidad mientras le colocaba una mano en el hombro.

Edward levantó la vista y vio, con los ojos llenos de lágrimas, a un sacerdote que le miraba con preocupación.

-No padre – dijo Edward entre sollozos -. He perdido a la mujer que más amo en el mundo. Hoy se ha casado aquí con otro.

-¿Aquí? – preguntó el sacerdote con extrañeza -. Es extraño, aquí la única boda que se iba a celebrar era la de la reina Dianna.

-Sí, esa misma – de pronto Edward se irguió al caer en la cuenta de lo que había dicho el sacerdote -. Espere un momento, ¿ha dicho se iba a celebrar?

-Sí, la boda se canceló en el último momento – dijo el sacerdote mientras se ponía de pie -. Fue el príncipe Carlo quién la canceló, pero no sé por qué.

Edward se puso de pie de contado y abrazó con fuerza al sacerdote.

-Gracias padre – dijo Edward con una gran sonrisa -. No sabe lo feliz que me ha hecho la noticia. ¿Ella está en su palacio?

-Me imagino que sí – dijo el sacerdote con azoro -. Se ha armado un gran escándalo.

-Gracias – dijo Edward mientras salía por la puerta de la iglesia.

Se subió a su caballo y cabalgó con rapidez a palacio. No se lo podía creer, ¿su Dianna no se había casado? ¿por qué el príncipe italiano canceló la boda? No estaba seguro, pero le había hecho un gran favor. Ahora sería él quien se casaría con ella, pero primero tenía que verla y decirle lo que sentía. ¿Seguiría todavía molesta con él por la forma en la que se despidieron? No estaba seguro, pero si fuera así él se encargaría de que volviera a confiar en él. Cuando le declarara y demostrara su amor, Dianna le perdonaría, estaba seguro de eso. Ella le amaba, se lo había dicho en varias ocasiones, así que estaba casi seguro de que le aceptaría.

Edward vio que toda la ciudad estaba congregada en las puertas del palacio. ¿Qué estaría pasando? Dejó a su montura atado a un árbol cercano y se fue acercando a la multitud. Algunas personas gritaban en griego, y gracias a las lecciones de Kiros él pudo entender algunas.

-¡Είμαστεμαζίσαςβασίλισσα Dianna! (Estamos contigo reina Dianna) – gritaban algunos de los habitantes allí reunidos.

-¡Σαςαγαπάμε! (Te queremos) – gritaban otros.

Pero, ¿qué es lo que pasaba allí? Fue poco a poco adentrándose más y más entre toda esa multitud. Seguí escuchando los gritos de apoyo que le daban la gente a Dianna. ¿Ese príncipe le había echo daño? Por dios que si su Dianna había sufrido algún percance por culpa de ese príncipe, él iría y le daría a ese su merecido. Era complicado andar entre toda esa gente, tenía que ir abriéndose camino a empujones.

Tenía que preguntar a alguien que es lo que estaba ocurriendo. Kiros le había dicho que casi todos los kairinos hablaban inglés.

-¿Qué ocurre aquí? – le preguntó Edward a una mujer en inglés cuando estaba llegando a la puerta.

-Es nuestra reina – dijo la mujer también en inglés. Parecía que había tenido suerte, esa mujer sabía su idioma. Sus clases no llegaban a tanto como para mantener una conversación -. Ese príncipe italiano cancela la boda con ella porque está embarazada…

La Reconquista De La PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora