CAPITULO 28.
Edward miró a Dianna con furia en los ojos. Estaba realmente hermosa y ya se le notaba el embarazo. ¿De cuánto tiempo estaría? Por dios, ¿qué hubiera pasado si él no hubiera embarcado? ¿Nunca se habría enterado de que iba a ser padre?
-¡Contéstame! – grito Edward con furia mientras se acercaba a ella -. ¡¿Pensabas decírmelo algún día?!
Cuando llegó junto a ella, la cogió de los brazos y apretó con fuerza.
-¡¡CONTESTAME!! – gritó Edward de nuevo.
-¡Maldita sea! – dijo Dianna con furia -. ¡Suéltame! Me estás haciendo daño.
-Te soltaré cuando me contestes.
-¡No! – dijo Dianna también gritando -. No pensaba decírtelo, de todas maneras tú ibas a quedarte en Londres y a casarte con otra así que…
-Así que pensaste en casarte con otro para que “mi hijo” se criara con otro – dijo Edward con furia mientras la soltaba -. ¿O acaso ese hijo no es mío? ¿Te estuviste revolcando con otro mientras estabas en el barco?
-¡Eres un desgraciado! – dijo Dianna con furia mientras le daba una bofetada -. Sabes que yo era virgen cuando estuve contigo…
-Eso no quita de que te hayas acostado con otro – dijo Edward con frialdad.
-¡Oh! – dijo Dianna con furia mientras se acercaba a la puerta – Quiero que te vayas de mi vista hasta que te hayas calmado. ¿Cómo puedes pensar eso de mí cuando sabes que te amo?
-Bonita manera de amar – dijo Edward mientras se acercaba a ella -. Si de verdad me amases como dices, no se te hubiera pasado por la cabeza casarte con otro estando embarazada de mi hijo.
Dianna ya no sabía que hacer más para que él la creyera. Es verdad que no iba a decirle nada, pero él no le amaba ¿o sí? Había venido desde Londres a buscarla.
-Te dije que te vinieras conmigo – dijo Dianna con enfado -. Pero tú preferiste quedarte allí…
-¡Maldita sea! – dijo Edward mientras volvía a cogerla del brazo -. Tenía asuntos allí, pero eso no es una excusa para que no me dijeras nada.
-¿Si lo hubieras sabido habrías cogido un barco para buscarme inmediatamente? – preguntó Dianna con frialdad.
-Por supuesto que sí.
-Pues ahí tienes tu contestación – dijo Dianna mientras se volvía a separar de él -. Yo quería que vinieras a buscarme porque me amaras a mí, no por el bebé. Y ahora contéstame, ¿por qué has venido?
-He venido para buscarte a ti – dijo Edward mientras se paseaba furioso por la habitación -. No quería que te casaras con otro. Pero eso no importa ahora, lo único que importa es que me has ocultado a mi hijo. No sé si podré perdonártelo…
-¿Sabes qué? No me importa – dijo Dianna cruzándose los brazos -. Ya no me importa nada. Mi pueblo me apoya y es lo único que necesito ahora. Así que vete…
-Sí, me iré – dijo Edward mientras se acercaba a ella de nuevo -. Pero no creas que voy a dejar que otro hombre ocupe mi lugar. Ese hijo es mío, y no voy a consentir que otro se convierta en su padre.
-Eso no lo decidirás tú…
-¡Basta Dianna! – Edward la cogió con fuerza de los brazos -. Nadie, me has oído nadie ocupara mi lugar.
-¡Suéltame y vete! – dijo Dianna con lágrimas en los ojos.
Edward la soltó y salió con furia de la habitación. Maldita sea, deseaba golpear algo. Esto no iba a quedar así, buscaría un lugar dónde quedarse y cuando se calmara volvería para hablar con ella de nuevo.
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La Reconquista De La Princesa
Romance" NOMINADA A LOS PREMIOS WATTYS 2013". Diana una princesa de una isla griega ve como asesinan a toda su familia. La llevan a otro país para protegerla de los enemigos. Con el tiempo recupera la memoria, ya que la perdió de pequeña, y decide recupera...