CAPITULO 5

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CAPITULO 5

Al día siguiente, Edward estaba dando vueltas en su despacho pensando en lo que había pasado la noche anterior en el teatro. ¿Sería verdad que lady Dianna se había tropezado? ¿Había sido un empujón deliberado? No, no creía que nadie quisiera hacer daño a esa dama. Por lo que sabía, era la primera vez que iba a Londres, era imposible que tuviera ningún enemigo, apenas había asistido a un baile o acontecimiento social.

Edward estaba empezando a agobiarse allí en su despacho, así que sin más salió de su casa y salió a cabalgar un rato por Hyde Park. Quizás así podía despejarse y pensar más claramente en lo que sucedió la noche anterior.

Quizás solo había sido un tropiezo, pero su intuición le decía que allí había algo más. Su intuición había sido el que le había echo ascender a capitán del regimiento de Wellington en la guerra contra Napoleón. Todavía tenía recuerdos dolorosos de esa guerra, tantas muertes a su espaldas. No, esa parte de su vida había quedado atrás. Pero por las noches todavía soñaba con toda esa masacre. No había podido soportarlo por mucho tiempo, y cuando Napoleón estuvo a buen recaudo en la isla de Alba él se retiró. Ahora tenía un ducado, y con eso le bastaba.

A esa hora de la tarde, el parque no estaba muy lleno, pero él lo prefería así.

Tenía ganas de volver a ver a lady Dianna, pero no sabía  a que acontecimiento de la temporada iba a asistir, si es que iba a asistir a alguna.

Edward de pronto escuchó una risa maravillosa que le hizo vibrar todo el cuerpo. Dirigió la mirada hacía dónde procedía esa risa y vio con alegría que se trataba de lady Dianna. Iba cabalgando en una magnífica yegua blanca. A su lado iba Ellen y detrás de ellas siempre vigilante, Kiros.

De pronto el día se volvió más alegre y luminoso para Edward. Allí estaba lady Dianna, y no pensaba desaprovechar el momento. Hizo que su caballo fuera un poco más rápido, y al poco tiempo se puso al paso de la yegua blanca de lady Dianna.

Dianna se lo estaba pasando estupendamente, era la primera vez que Kiros la dejaba cabalgar por Hyde Park. Él había estado muy reticente con respecto a dejarla salir. Después de lo que había pasado la noche anterior en el teatro, Kiros era todavía más protector con ella.

Dianna había intentado hacerle ver que solo había sido un tropiezo, pero Kiros no lo había creído.

-Pero, ¿por qué alguien iba a querer empujarme por las escaleras? – le dijo Dianna con exasperación -. No lo entiendo, apenas conozco a nadie aquí. Ese empujón seguramente ha sido sin mala intención. Había mucha gente detrás de mí, seguramente alguien tropezó y me empujó sin querer.

Dianna había estado toda la noche intentando convencerse así misma que todo había sido un accidente. ¿Quién iba a querer hacerle daño? No, seguramente había sido un accidente.

Dianna escuchó como alguien se acercaba a ella. Se dio la vuelta para mirar y de pronto allí lo tenía a su lado. El duque iba vestido con ropa de montar y le quedaba estupendamente. Estaba tan apuesto. Demonios ya volvía a sonrojarse.

-Lady Dianna – dijo Edward mientras hacía para su montura a su lado -. Es un placer volver a verla.

La Reconquista De La PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora