Capítulo 2: Agradecemos...

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Ha pasado un mes aproximadamente desde que el señor Way se nos fue. Después del entierro Gerard se vio muy decaido, sin embargo he tratado de mantenerlo fuerte, así como con esa inosencia y alegría que tanto lo ha caracterizado, tarea que definitivamente no ha sido tan fácil.

Mikey se sigue viendo con Pete, a pesar de que este último sigue siendo el mismo idiota vengativo que me metió a prisión. En realidad creo que no hacen tan mala pareja. A demás, Mikey sabe respetar mis obvias diferencias con Pete y se asegura de mantenerlo alejado de mí, así como de cambiar un poco su forma de ser y asegurarse de que no me agreda. ¿Qué tiene que ver Pete en todo esto? Que en este momento se encuentra frente a mí debido a una pequeña reunión en casa de los Way. Ayudábamos a mi suegra a hacer la cena, la cual se trataba de una simple sopa de fideos y pollo empanizado, nada del otro mundo.

Por otro lado, mis holgazanes amigos de toda la vida descansaban en la sala mientras los hijos y yernos de la señora Way sudábamos en la cocina.

-A ver señoritas, ya está listo todo -gritó Pete desde la cocina.

Un amigo normal defendería a sus casi hermanos ante aquel comentario, pero me yo reí y comencé a jugar un rato con el brazo de Ray.

-Déjame Thomas -exigió mi amigo quitándose los lentes.
-Uy que miedo, me llama por mi tercer nombre - le respondí en tono de burla.
-Cuando alguien se quita los lentes es cosa seria -bromeó Mikey retirando sus lentes de igual manera.

Después de intercambiar algunas palabras y risas nos sentamos todos juntos a comer. En realidad, nadie se molestaba en ponerle buena cara a Pete, era obvio que a mí, a mi novio y a mis amigos no nos agradaba para nada, pero era el cuñado de mi novio así que en teoría, era parte de la familia Way, como yo.
Mikey quitó su pequeña sonrisa y miró a su madre, ella señaló a Gerard con la mirada y el rubio se dirigió a su hermano con un gesto que seguramente no captó debido a lo que ya se sabe, por su parte la señora Way bajó la mirada y tomó a su hijo mayor de la mano, entonces Mikey comenzó a recitar unas palabras que, al momento de escucharlas, comprendí de qué se trataba todo esto.

-Agradecemos...

Gerard comenzó a llorar tan pronto la oración llegó a su tímpano, pero no parecía expresar nada con su rostro, sus casi imperceptibles lágrimas descendían lentamente por sus mejillas y caían en su pantalón, el cual se iba humedeciendo muy ligeramente con cada gota que caía sobre este.

-Estos alimentos.

La mamá de Gerard apretó más fuerte la mano de su hijo.

-Como fruto del trabajo.

Todos repetíamos la oración excepto Gerard, quien aparentemente no tenía la fuerza suficiente para hacerlo. Tampoco mostraba expresión alguna, siquiera un rastro, sólo lágrimas.

-Del hombre.

Mikey respiró hondo puesto que para él, tampoco era fácil recordar la oración que su difunto padre solía repetir a la hora de la comida.

- Y de la naturaleza.

Gerard se levantó de la mesa a una frase de que su hermano terminara la oración. Nadie trató de detenerlo ni el más mínimo esfuerzo en hacer algo al respecto, incluso yo sabía que era mejor no hacer nada y darle su espacio.

-Buen provecho, pueden empezar a comer.

-Gracias - repetimos todos a coro para finalizar.

Todos empezamos a comer, algunos tenían más hambre que otros, sin embargo, por mi parte la angustia vino a mí a causa del pensamiento acerca de lo que pudiera estar sintiendo mi pelinegro en estos momentos dentro de su cuarto, ya que era evidente que corrió a encerrarse ahí, no se necesitaba ser un genio para saberlo. De igual manera traté de comer algo ya que también sabía que me haría mal el no hacerlo.

Todos en la mesa nos encontrábamos en una situación diferente, Mikey me miraba con cierta lástima, Pierre y David se notaban muy hambrientos, así como muy metidos en lo suyo, igual que Pete. Mientras tanto, la señora Way se veía igual de angustiada que yo respecto a Gerard y lo que pudiera estar haciendo allá arriba. Por otro lado, Ray se veía bastante pensativo, estaba prácticamente inmóvil.

Sin darme cuenta terminé pensando sobre en qué podría estar pensando Ray. Puede ser en algún trabajo de la escuela que no ha acabado, como uno de esos trabajos extra que le dejan los maestros para que se esté quieto y no se adelante haciendo el trabajo de la siguiente semana, puede que esté pensando en la niña que le gusta o en alguna canción de rock que haya escuchado o quizás compuesto recientemente, tal vez le preocupa algo que no está funcionando bien dentro de su casa. Puede ser que planee encontrar un compuesto químico que evite que los discos se rayen tan fácilmente o simplemente quiere ver el mundo arder como la mitad de los estudiantes de mi escuela, incluyéndome.

Ni siquiera sé por qué me preocupaba tanto en lo que Ray estuviera pensando, sin embargo la duda consiguió invadirme, haciendo que fijara mi vista en un punto específico de la casa del cual ni siquiera tengo consciencia.

-Oigan, risitos de oro, enano ¿En qué tanto piensan? -preguntó David de pronto.
-¡No en nada! - respondimos Ray y yo a coro, algo asustados por aquel comentario repentino.
-¿Acaso se están comunicando telepáticamente?
-No no, nada de eso - respondió Ray rápidamente.
-Entiendo... les creo - David rió un poco - Um, Frankie ¿te vas a comer eso?
-¿Eh? No, no tengo hambre. Compermiso.

Me levanté de la mesa y entre David, Pete y Pierre se sirvieron lo que había dejado en mi plato mientras yo me dirigía a la recámara de Gerard.

Subí las escaleras con cierta rapidez puesto que seguía preocupándome lo que Gerard estuviera haciendo. Efectivamente, al llegar ahí la escena que vi no fue para nada agradable.

-¡Gerard! ¿Qué estás haciendo?

La Cortina II: Miedo A La ObscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora