La Cortina II: Miedo A La Obscuridad

Capítulo 8: 7:52pm

Sí, bueno, todo fue bien hasta que dieron las 7:52pm...

Por suerte mis amigos no se habían ido para esa hora.

Ahora se preguntarán ¿Qué ocurrió a las 7:52pm? Pues se los diré a continuación, ya que supongo que es información intrigante, probablemente se encuentren ansiosos por deshacer ese suspenso que los hace querer saber de qué se trata el suceso que ocurrió a dicha hora. Resolver esa duda que les causa el no conocer la respuesta.

Fue repentino aquel hecho.

Nadie lo esperaba.

Nadie...

El teléfono sonó.

Para mi desgracia no recordaba dónde había dejado mi teléfono celular, así que tuve que seguir el sonido de este, el cual me llevó hasta mi cuarto, y al no verlo en el buró, supuse que se encontraba en mi cama, la cual se estaba hecha un desastre como ya era de imaginarse.

Comencé a esculcar entre las sábanas y las prendas de ropa sucias hasta que mis ganas por ir al baño hicieron que me rindiera ante mi búsqueda y que me decidiera por obedecer a mi cuerpo e ir a satisfacer mis necesidades fisiológicas.

Pero el teléfono volvió a sonar mientras yo me encontraba cómodamente sentado en mi trono, así que apresuré mi ritual sagrado y transcurrido un tiempo considerable regresé a mi búsqueda, la cual esta vez sólo me tomó unos cuantos segundos concluirla y finalmente, contestar el teléfono.

-Bueno.
-¿Y tu noviesito? -preguntó una voz extraña del otro lado del teléfono.
-¡¿Quién habla?!
-Uy uy uy, soy un... bueno, eso no importa. Tenemos secuestrado a Gerard.
-¡¿Quién chingados eres?! -cuestioné enfurecido.
-Frank, ¿Qué ocurre? -preguntó David.
-Es el secuestrador de Gerard -le respondí alejándome un poco del teléfono.
-HIJO DE TU PUTA MADRE, TE LAS VAS A VER CONMIGO CABRÓN -maldició David dirigiéndose al teléfono.
-Te me calmas o el gordo las paga.
-¿Qué quieres? -respiré profundo para calmar mi ira.
-Dinero enano inepto, dinero.
-¿Cuánto?
-10 millones.

En ese momento David escribió un mensaje en un papel.

"Frank, recuerda que mi papá es policía".

-Correcto, mañana te los llevo, dame la dirección a donde te entregaré el dinero y recogeré a Gerard.
-Uy eres listo al ceder. Sabes lo que te conviene, mocoso, me agrada.
No te preocupes por mi dirección, yo sé sé dónde vives y dónde estudias, así que no necesito darte ningún dato mío.
Pasaré a la hora que se me dé la regalada gana, así que ten el dinero listo.

Colgó.

Hijo de puta.

Aunque siendo sincero, debo decir que el hecho que ese hombre haya afirmado saber dónde vivo y dónde estudio me puso los pelos de punta y lo que le sigue, así que más vale que arresten a ese sujeto o que me cambie de estado. Al fin y al cabo ya tengo 17 años.

Después a esa llamada prosiguió un interrogatorio que parecía que se tornaría sempinterno, mas, por suerte, no fue así. El único que no emitió un solo sonido fue Ray, el cual permanecía con la mirada decaída y dirigida hacia el suelo, mientras su cuerpo estaba inmóvil, casi como una roca.

Me tiré en el sofá a responder a todas y cada una de las preguntas respecto a la llamada.

-Bueno, le diré a mi padre.
-Le diremos -corregí a David.
-Pues no hay tiempo que perder, vamos a tu casa a hablar, ya que yo también quiero ir.
-Si Niko va yo también -añadió Pierre.

Y así fue, salimos todos de mi casa y nos dirigimos a la de David.

Por su parte, Ray definitivamente no estaba pasando por un buen momento. Parecía que no tenía fuerzas para hablar ya que con esfuerzos se levantó de su sitio y nos acompañó a todos nosotros.

-Tranquilo hermano, todo está bien -dije acercádome a él y golpeando suavemente su espalda y él volteó a verme.
-¡No lo está, Frank! Todo esto es mi culpa -Ray cubrió su cara con ambas manos.
-Claro que no. Aquí no hay culpables, por favor hermano...
-Si tan solo hubiera sido capaz de detenerlos... -expresó con angustia.
-Raymond tranquilo -intervino Niko.
-¡No puedo estar tranquilo! Entiendan, tú confiaste en mí, Frank, y en que Gerard estaría bien.
-Ray, eso le pudo pasar a cualquiera.
-Pero me pasó a mí, Pierre.
-¿Y? Eso igualmente pudo ocurrir si Frank los hubiera acompañado.
-No, ahí hubieran sido 3 contra uno.
¿Saben qué? Sólo olvídenlo, mejor me voy a mi casa, lo siento, no puedo con esto y qusiera estar solo. Con permiso.
-Vaya -alcancé a expresar en voz baja y algo decaído por la actitud de mi amigo.

Todos nos miramos y concluimos, con la misma mirada, en que lo mejor era dejarlo tranquilo un rato a que se le pasara, así como su decisión de estar solo. Sé que todo esto ha de ser muy difícil también para él, y aunque entiendo que no es fácil, jamás había visto a mi amigo así, en realidad nunca creí verlo de tal forma. Claro que si analizamos la situación desde otra perspectiva, cabe señalar que Gerard y Raymond se llevan bastante bien.

Sea como sea, llegamos a casa de David.

-¡Papá! Necesito un favor -gritó David encendiendo la luz de la casa.

Comenzamos a caminar por la casa de dicha persona, pero notamos que estaba sola.

-Que raro, ya debió haber llegado a casa, mejor le hablo -dijo mi amigo sacando su celular -¡¿15 llamadas perdidas?! -exlamó asustado al ver la pantalla de dicho aparato -Oh Dios mío -dijo tomando una sudadera y saliendo corriendo.
-Espera gordo ¿A dónde vas? -le preguntó Pierre.
-Síganme chicos -fue lo único que alcanzó a decir mientras corría a toda prisa.

Y eso hicimos. Corrimos detrás de él.

¿Pero qué habrá pasado? Más tragedias no por favor. Una enfermedad mental, un niño perdido, tener sexo con el novio de ese niño perdido, una ida a la carcel de menores, una muerte y un secuestro son suficiente drama por una vida ¿O no? Ah, y un golpe en la rodilla que me hice cuando era chiquito.

Depronto fui viendo los rumbos que estábamos siguiendo y me di cuenta que nuestro destino definitivamente no nos traería buenas noticias.