Capítulo 5: Miedo A La Obscuridad

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*Narra Ray*
Le daba el último sorbo a mi refresco sabor naranja para salir del cine, la película estuvo increíble sin lugar a duda.

Los ocho amigos estábamos ahí presentes, terminando de disfrutar una película, que resultó ser buena, sugerida por Pierre. Todos nos paramos de nuestros respectivos asientos y nos dirigimos hacia la puerta de salida, el muy idiota de David estuvo apunto de aplaudir al terminar la película, sin embargo Pierre detuvo sus intenciones aparentemente con el uso de una mirada, una de esas miradas de "ni te de ocurra Desrosiers". A pesar de que aquel chico del fleco es un auténtico bobo, por alguna razón que hasta el día de hoy me sigo preguntando, no deja de ser de mis mejores amigos, de igual manera debo admitir que me divierten sus ocurrencias, algunas, claro.

Después de tirar el envase de mi refresco en su lugar proseguí a meter mis manos en los bolsillos de mi pantalón negro. Caminaba a lado de mis amigos, estábamos todos incluyendo a Vic y Kellin, los cuales denotaban una evidente calentura entre ellos, si saben a lo que me refiero, no me sorprendería encontrar un condón en el basurero de Vic al día siguiente.

A decir verdad sólo nos faltaría Mikey para estar realmente completos, mas no era una parte fundamental del grupo, quiero decir, aprendimos a llevarnos bien con él, pero por otro lado no somos los mejores amigos, sólo convivimos con él por ser hermano de Gerard, y su novio Pete lógicamente no es de nuestro agrado, y eso hasta él mismo lo sabe.

Las calles de nuestra ciudad se veían obscuras, Nicolás venía muy a la defensiva, al igual que yo, sin embargo yo no hacía notoria mi intranquilidad, sino que permanecía taciturno caminando a lado de David. La situación con Nicolás consistía en que desde que lo conocimos y se unió a nosotros, por así decirlo, ha procurado protegernos, como su fuera nuestro guardaespaldas personal o algo así; se siente el más fuerte de todos nosotros, y no voy a discutir que quizá lo es, evidentemente sus días en prisión no pasaron desapercibidos, y eso no es novedad para nadie, yo diría que es algo lógico.

-Nicolás, relájate -le pidió Frank al nombrado, poniendo una mano sobre sus hombros.
-Pero Frank -respondió él -ya les he dicho que es mi deber cuidarlos de cualquier peligro que se pueda presentar, soy su amigo.
-Puedes estar tranquilo.
-Es de noche y no confío Frank. Mira a tu alrededor, todo está muy obscuro.
-Él tiene razón -interrumpí de cierta forma en su conversación.
-Raymond ¿sigues preocupado?
-Sí Frank, tengo un horrible presentimiento -admití.
-Ya niños, tranquilos -dijo Kellin -no va a pasar nada, somos ocho amigos y los amigos nos cuidamos entre todos ¿cierto?
-Cierto -comentó David, que ya se me hacía muy calladito para ser él.

Todos guardamos silencio y nos dedicamos a caminar íbamos cada quien rumbo a su casa, no se dijo ni una sola palabra al respecto.

De la nada comenzó a llover, lo que logró ponerme paranóico, parecía que el mundo trataba de decirnos algo, algo malo, realmente traté de calmarme puesto que sabía que con este tipo de pensamientos sólo atraigo situaciones negativas. Comencé a caminar a lado de Nicolás a ver si así lograba de sentirme más tranquilo.

En este punto del camino, el grupo se separó en tres: la casa de David quedaba a una cuadra a la derecha, por lo que él y Pierre tomarían ese camino, a Frank le quedaban dos cuadras hacia enfrente mientras que a Gerard otras tres después de casa de Frank. Y bueno, la mía quedaba todavía dos cuadras de casa de Gerard. Mientras tanto Kellin, Vic y Niko continuarían su camino hacia la izquierda, que en realidad la casa de este último no quedaba tan lejos de la de Gee.

-Frank, me da miedo la obscuridad -comentó el autista acercándose a su novio.
-Tranquilo -lo alcancé a escuchar mientras abrazaba al pelinegro.

Por un momento quise una novia, lo confieso. Todos mis amigos excepto Nicolás están de novios y yo lo más cercano que tengo a una novia es mi computadora, que, a pesar de tener en WOW instalado, no era lo mismo.

Llegamos a casa del enano, sin embargo este no se detuvo y siguió caminando.

-¿Qué pasa? Aquí es tu casa -le pregunté.
-Sí pero quiero acompañar a Gee.
-Tranquilo, yo voy con él.

Frank miró a Gerard por un momento y al final soltó un "bueno" mientras entraba a su hogar. Mientras tanto Gerard y yo nos pusimos a caminar.

-Ray, ¿me puedes terminar de enseñar los elementos de la tabla periódica? -me pidió Gerard mientras recorríamos las oscuras calles de la ciudad.
-Te la prestaré un día para que la memorices -le respondí con una sonrisa que quizás no logró captar.
-Sólo me faltan 7.

Gerard es un niño bastante agradable, sin duda lo es, a pesar de las diferencias que presenta en su cerebro, lo cual no es tan malo, ya que él es el único que realmente me presta atención y disfruta cuando le explico conceptos cuánticos, químicos o matemáticos.

-De verdad le temo a la obscuridad -me informó el pelinegro.
-Tranquilo Gee, no hay nada que temer.

Supongo que hablé demasiado pronto ya que sentí un golpe por la espalda con la suficiente fuerza como para tirarme al piso.

-¡Raymond ayuda! -oía cómo el pelinegro gritaba, lógicamente asustado.
-¡Gerard! -le respondí poniéndome de pie inmediatamente.

Los gritos de Gerard cesaron, lo cual hizo que me preocupara aún más, volteé hacia todos lados hasta que finalmente logré ver a un hombre tratando de llevarse a mi amigo.

Eso sí no lo permito.

Corrí hacia donde estaba aquel individuo y lo golpeé tan fuerte como pude, sé que la violencia no es buena, pero no habría tiempo de dialogar con este hombre. Este soltó una palabra altisonante tras mi ataqué y me lo devolvió incluso con el doble de fuerza, acto seguido huyó lo más rápido posible hasta desaparecer detrás de un árbol.

-Hijo de puta -dije para mí mismo entre dientes.

Corrí tratando de alcanzarlo pero cuando me asomé no vi rastros de aquel tipo por ningún lado.

Agaché mi cabeza frustrado, sintiendo como todo se derrumbaba en mí ¿Qué haría ahora? ¿Cómo decirle a mi casi hermano que su novio fue secuestrado mientras estaba siendo cuidado por mí?

No quería siquiera seguir caminando, me quedé parado por un momento mirando hacia la nada, siquiera noté el momento en el que Nicolás llegó.

-Ray, escuché gritos ¿Todo está bien? -hizo una pausa -Un momento ¿Dónde está Gerard? -preguntó.
-Él... bueno, fue... -las palabras se atoraron en mi garganta -secuestrado.

La Cortina II: Miedo A La ObscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora