Capítulo 6: ¿Cómo Pudo Pasarme Esto A Mí?

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*Narra Gerard* (Nota, recuerden que Gerard no maneja bien las palabras, a pesar de que ha mejorado en estos aspectos, su narración puede ser repetitva, sin embargo no es que no sepa redactar, al contrario, es para darle realismo).

Todo está muy sucio y obscuro aquí, casa de Frank es muy limpia y bonita comparado con esto. No debería comparar en realidad.

Hay dos hombres malos y tatuados, uno de ellos usa gorra y tiene poco pelo, el otro tiene el cabello negro, ambos visten con blusa de tirantes y son de piel blanca, sobre todo el hombre de cabello negro. No sé el color de ojos de ninguno de los dos porque no veo a la gente a los ojos, es algo que nunca me ha gustado. Gerard tiene mucho miedo, no me gusta la obscuridad, no me gusta para nada, sabía que traía cosas malas y ahora estoy aquí. Quiero a mi mamá y a mí psicólogo. Quiero a mi papá. Quiero a mi novio Frank o a alguno de mis amigos. Estoy llorando desde ayer, me duele mucho y es difícil creer que esto me pasó.

Hay paredes sucias y húmedas de color gris obscuro, mis manos están atadas y Gerard tiene hambre, todo está tan desordenado que me da "ansiedad", como le dice el psicólogo.

Cuando me llevaron yo estaba caminando con mi amigo Ray, sólo tenía que caminar media cuadra más y luego unas manos me tomaron fuerte del cuello y de los brazos y me arrastraron lejos de mi amigo Ray, vi que él los golpeó pero también lo vi que le pegaron se cayó al piso, luego el malo corrió mientras Ray trató de levantarse.

Ellos no tuvieron cuidado con mi cuerpo y me lastimaron mucho, ataron mis manos, abrieron la puerta y me aventaron a un carro negro, yo hice un esfuerzo para irme con mi amigo Ray pero fui muy débil para evitarlo. Siempre he sido así, es parte de mi enfermedad y ahora estoy aquí por culpa de algo con lo que yo no escogí nacer.

No quise hacer preguntas en el camino porque no hablo mucho, estaba llorando pero trataba de no hacer ruido, quería pedir que me soltaran pero tampoco pude hacerlo, el de gorra se reía mientras el otro conducía, quise salir del carro abriendo la puerta pero estaba cerrada, pensé en salir por la ventana pero una voz grave que pertenecía al que manejaba me dijo "sal y verás".

Y ahora estoy aquí. No entiendo nada de lo que pasa aquí.

-Enano -llega el hombre malo -trágate esto -dijo dándome un plato de comida.
-Pero... quiero mi plato, no puedo comer en otro plato que no sea mi plato, es mío, a parte... no has dicho la oración -dije en mi voz baja de siempre.
-Como lloras pendejito, anda, traga -tomó la comida que lucía y olía mal y me la dio en la boca -y no te escucho una mierda, habla más fuerte, tarado -me dio un rodillazo.

Una lágrima salió de mi ojo, no quiero estar aquí. Al principio apreté mi boca para no comer, no puedo, quiero mi plato. Gerard detesta que lo saquen de su rutina, de verdad lo detesta, no le gusta, es lo peor.

Todo parece estar pasando demasiado rápido para Gerard.

-¡Come estúpido! -me golpeó.
-Agradecemos -me rendí y empecé a decir -estos alimentos.
Como fruto del trabajo.
Del hombre.
Y de la naturaleza.
Buen provecho pueden empezar a comer.

Abrí la boca, él me daba de comer en la boca porque no quería desatarme. "Eso es pendejito, come" es lo que decía ese hombre, ¿Por qué tienen a Gerard aquí? La comida era mala, no me gusta, pero tengo hambre y no quiero más golpes. Este sentimiento es demasiado fuerte, y es feo, muy feo.

-Listo enano, y espero que lo hayas disfrutado, porque no tendrás más comida hasta que tu noviecito pase por ti.
-¡Oliver! -el otro hombre llamó al otro.
-Ya voy Travis.

Me dio una cachetada, no tuve otra cosa que hacer que no sea llorar.

Frank. ¿Dónde estás?

Realmente me desesperaba ver cómo la ropa no estaba por colores y estaba toda amontonada, me movía como loco al ver eso. A demás Gerard no podía ser equitativo con lo que sentía en los dos brazos, la cuerda apretaba uno más que el otro y eso sí era horrible, las sensaciones en ambos brazos no eran iguales y eso es algo que no me gusta.

Encontré un lápiz atrás de mí y lo agarré con mis manos, las cuales temblaban, Gerard hizo lo único que él sabe hacer: dibujar.

Era difícil dibujar con las manos atadas, movía el lápiz pero luego lo dejé por una horriblé sensación que sentí.

Lo repito. No entiendo nada de lo que está pasando aquí, está pasando tan rápido y estoy temblando, tengo mis ojos cerrados y respirar es más difícil que de costumbre. Mi esperanza se hace menos poco a poco y le es inversamente proporcional a mi dolor. Sí, inversamente proporcional, escuché esa palabra en clase de matemáticas y me gustó, creo que define mi situación y la relación que llevan esas dos sensaciones.

No paraba de pensar en Frank, grité sin gritar por pensar en qué estaría pensando.

¿Qué estará pasando ahora con mis amigos?

Intentaría correr y escapar, pero siempre he sido muy torpe, me atraparían y me harían sufrir más de lo que ya lo han hecho. No quiero que sigan golpeándome.

Me quedé quieto y callado, no había más por hacer.

-Idiota, vamos a fingir la voz, Frank no puede saber que somos nosotros -los hombres hablaban.
-Entiendo ¿Y quién llamará?
-Pues yo, tú eres un idiota, seguro lo arruinarás, a parte estoy seguro que Frank te conoce mejor la voz.
-Bien Oli, marca, aquí está su número -le dijo dándole una hoja.

Pasó un poco de tiempo.

-¿Y tu noviesito?

No quise escuchar esa conversación, me fui a La Cortina con Jason, ahí estaría mejor, más seguro. Gerard y Jason hablaban, Gerard se sentía mejor mientras Jason le sonreía y confirmaban que nos acordamos de todos los elementos. Los nombramos uno por uno y los repetimos para no olvidarlos.

Te extraño Frankie.

La Cortina II: Miedo A La ObscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora