Capítulo 9: Policía

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De pronto vi el camino que estábamos tomando y me di cuenta que nuestro rumbo no nos traería buenas noticias.

Y una vez que llegamos a aquel lugar mis temores se confirmaron.

-¡Mamá! -gritó David al ver a su progenitora, casi lanzándose a sus brazos para darle un abrazo.
-Dios mío, no puede ser -murmuró Pierre, quien estaba a un lado mío y a unos 2 metros de su novio.
-Oh Philiphe, qué bueno que llegaste.
-Vine corriendo tan pronto vi tu mensaje, mamá. ¿Cómo está papá?
-Acabo de hablar con el doctor. Él dice que tu padre estará bien, sólo que requerirá estar bajo vigilancia por un mes.

-Disculpe mi atrevimiento señora Desrosiers -se acercó Pierre con un tono amable y educado -pero podría decirme ¿Qué es lo que ha ocurrido? claro, si se puede saber.

-Claro Pierre...

La señora Desrosiers comenzó a hablar...

*Flashback con narrador cuasi omnisciente*

André Desrosiers, aquel padre de familia cumplía con su deber: proteger la ciudad. Se encontraba descansando, recargado en una pared mientras cubría el estereotipo del policía, es decir, se comía una rosquilla. De igual manera entablaba una amena charla con su colega Joe.

Todo se veía tranquilo en las calles de New Jersey hasta que un disparo perturbó la calma. Automáticamente y como era de esperarse, ambos hombres prepararon su arma y fueron a investigar velozmente de dónde provino tal estruendo.

El cuerpo de un hombre delgado reposaba en el piso con una sangrienta herida en el pecho, probablemente provocada por el disparo que previamente alcanzó a escucharse, a su lado 5 sujetos trataron de escapar.

-Alto ahí -expresó el policía de forma firme mientras apuntaba con su arma al más bajito de ellos.

Su compañero pidió refuerzos mientras André se enfrentaba a un grupo de 5 mafiosos. Aquella tarde tranquila y soleada se había convertido en una balacera, la cual tuvo lugar frente a una marisquería que sin lugar a duda, dicho establecimiento se tornó caótico. Docenas de inocentes aterrados corrían en círculos mientras perdían el quicio y evacuaban el local en un desesperado intento de cuidar el bienestar propio y de su familia.

Los refuerzos no demoraron mucho en llegar, pero los inevitables segundos que le toma a una patruya llegar a la zona deseada fueron suficientes para acabar con el bienestar del policía.

Logró esquivar la primera con destreza, de la segunda se encargó su chaleco antibalas, pero la tercera se dirigió hacia el pie, haciendo que el hombre de uniforme azul cayera. El que aparentaba ser el jefe apuntó directo a la cabeza de aquel más que inocente, un héroe local debido a su empleo.

Su colega inmediatamente se percató de la situación y digno de una toma se cine se lanzó para detener la bala que seguramente mataría a su amigo.

En el segundo preciso, André se salvó, sin embargo su colega Joe resultó gravemente herido ya que un trascendental olvido trajo como consecuencia el hecho de que él no portaba su chaleco antibalas.

Exactamente dos segundos después el local se vio rodeado de policías, cuatro hombres atendieron a Joe, pero distraídos por el hecho dicho hecho, el oficial del pie herido recibió un disparo en el brazo, y un disparo en el estómago el cual al haber sido recientemente despojado de su chaleco protector por obra de otro mafioso, logró hacerle daño.

La ambulancia llegó exactamente un minuto con cuarenta y dos segundos más tarde de dicho suceso y tanto André como su colega fueron trasladados lo más rápido posible al hospital.

Sólo los cinco mafiosos presentes en la escena del crimen sabrán el por qué de herir al oficial Desrosiers, pero por una causa u otra, así fue. Lo que se sabe es que dichos individuos pagarán sus acciones en prisión.

El hospital se iba llenando de policías heridos, más tarde los familiares de todos ellos se hacían presentes hasta que el ambiente se sofocó. Se escuchaban murmuros provenientes de todos lados, también se hacían audibles los sollozos y en la atmósfera se sentía la desesperación y angustia.

Entre esa multitud de familiares se hizo presente Charlotte Desrosiers, le faltaba el aire y estaba exhausta de correr. Rápidamente la señora se acercó a una de las empleadas del establecimiento y no menos angustiada que el resto de las personas a su alrededor preguntó por su marido.

Las horas pasaban, dieron las 7:00pm y al rededor del 80% de las personas se habían marchado, sin embargo la mayor parte de ellas regresaron a su casa sin su respectivo pariente. Los oficiales se encontraban gravemente heridos y una cuarta parte de ellos probablemente no sobreviviría.

La esposa del oficial Desrosiers descansaba en una de las sillas, roja del llanto, sus manos cubrían su cara y sobre sus piernas había pañuelos desechables sucios.

Al cabo de las 8:26pm un muchachito de 17 años llegó corriendo junto con sus amigos, preocupado por su padre corrió hasta donde estaba la señora Desrosiers, es decir, su madre y preguntó por André. Esta le respondió lo que se le había informado.

Unos minutos más tarde, un joven de la misma edad que Desrosiers se acercó educadamente a preguntar qué le había sucedido al padre de su novio.

*Fin del flashback de narrador cuasi omniciente*

Todos escuchamos atentos cada palabra que la mamá de David nos contaba. Sentí cómo el corazón se me hacía chiquito y por un momento me dio coraje todo lo ocurrido; por otro lado me alegró saber que al menos todo estaría bien al cabo de unas semanas.

Sin embargo, no necesitábamos al papá de David en un par de semanas, ocupábamos que se hiciera justicia mañana mismo ¿Qué haré ahora? Aquel secuestrador vendrá por un dinero que no tengo y bueno, seré tarado pero no tanto como para llamar y "cancelar" porque teníamos una trampa pero el plan no nos salió bien.

-Mamá ¿Crees que pueda ver a mi papá? -preguntó David.
-No lo sé hijo, ni a mí me dejaron verlo, quizá mañana.
-¿Se les ofrece algo? -pregunté con todas las intenciones de ayudar.
-Eres muy amable Frank, pero estamos bien, gracias -respondió Charlotte.
-Cualquier cosa háblenos, por favor -añadió Raymond.
-Eso haremos, gracias chicos.

Permanecimos un rato ahí y al cabo de unos minutos nos retiramos todos. Prácticamente fuimos corridos por los empleados del hospital.

La Cortina II: Miedo A La ObscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora