La Cortina II: Miedo A La Obscuridad

Capítulo 12: ¿Gusta Que Le Lave Su Coche?

Al final de la jornada escolar decidimos que lo primero que haríamos sería lavar coches, así que inmediatamente después de eso fuimos a mi casa para poner el negocio ahí, sabíamos que sería perfecto ya que mis padres casi nunca están, es como si viviera solo. También sabíamos que sería un fin de semana largo y bastante mojado. Colocamos un letrero grande afuera de mi casa que indicaba que lavábamos carros y preparamos una cubeta con jabón, así como un par de trapos.

Esperamos a que alguien se detuviera, sin embargo una hora de cero productividad nos tomó para darnos cuenta que donde de verdad conseguiríamos algo de dinero sería en un estacionamiento, así que nos dirigimos al negocio de mi tío ya que trabajo con él.

-Frank ¿Qué haces aquí? Hoy no es domingo -dijo mi tío tan pronto me vio llegar.

-Lo siento, necesitamos lavar autos para conseguir algo de dinero extra ¿Podemos hacerlo aquí?

-Supongo que no habrá problema, total, cada auto dura aquí al menos 30 minutos.

-Muchas gracias.

-Damita, caballero ¿gusta que le lave su coche? 8 dólares, baratito y mire le queda, impecable -escuché a David negociar con los pacientes que se encontraban esperando.

Literalmente lo siguiente que vi fue a Pierre jalándole las orejas a David por la voz de vendedor ambulante que estaba haciendo.

De todos los que se encontraban esperando 3 aceptaron que les laváramos el coche, nos dirigimos directo hacia afuera para comenzar a lavar. Comenzamos con una camioneta gris que lucía bastante bonita, decidí poner algo de música para hacer menos pesada la tarea de lavar los autos.

They say i need some
Rogaine to put in my hair.

Work it out at the gim to fit my

Underware   

- Weezer, buenos gustos Frank -me comentó Nicolás y acto seguido todos comenzamos a mover la cabeza y lavar al ritmo de la canción.

-Raymond, creo que será mejor que te remangues esa blusa.

-No lo creo Frank -hizo una pausa y su rostro se apagó -así estoy bien, gracias.

Traté de pasar eso por alto, sin embargo no me dejaba tranquilo el hecho de que Raymond no quisiera remangarse la camisa ¿Cuál era el problema? Comencé a observar los brazos de mi amigo y me pregunté si tenía algo que escondernos. -Es Raymond, no creo que él sea así -pensé para mí mismo, sin embargo me parece que pensé demasiado pronto.

-Ray ¿Qué es eso que tienes en el brazo? -Preguntó Pierre quien aparentemente logró ver algo -¿Qué te hiciste?

-Eso... no es de tu incumbencia.

-¿Cómo que no? Soy tu amigo, déjame ver eso -dijo mientras descubría las muñecas de Ray, dejando ver un par de cicatrices.

-¿Por qué? -pregunté algo decepcionado.

-Verán...

*Flash back Raymond (ambientado en el capítulo 8)*

Me siento culpable y miserable, lo soy, si tan solo hubiera dejado que Frank nos acompañara, si no me hubiera hecho el "fuerte" creyendo que podía cuidar a Gerard en las obscuras y peligrosas calles de New Yersey. Es más, si tan sólo hubiera sido un poco más capaz como para detener al hombre de los tatuajes o incluso si simplemente ahorita fuera lo suficientemente bueno como para pensar en una solución. Vaya cobarde que soy.

Estábamos en casa de Frank y las preguntas no paraban, sin embargo yo permanecía callado. Todos se levantaron, y se dirigieron a casa de David, lo sabía porque me dediqué a escuchar, a escuchar mientras mi miraba se dirigía hacia un punto específico al cual ni siquiera prestaba atención del todo.

Caminar me ayudó un poco a despejar mi mente, así como a recuperar la movilidad y el control de mi cuerpo, cosa que cuando tengo esta clase de sentimientos, suceden, sin embargo la angustia regresó a mí con una simple conversación, quiero decir, no fue su culpa, en realidad es mía; siempre es mi culpa.

  -Tranquilo hermano, todo está bien -dijo Frank acercándose a mí y golpeando suavemente mi espalda, después de eso volteé a verlo. 
-¡No lo está, Frank! Todo esto es mi culpa -cubrí mi rostro con ambas manos.
-Claro que no. Aquí no hay culpables, por favor hermano...
-Si tan solo hubiera sido capaz de detenerlos... -expresé con angustia.
-Raymond tranquilo -intervino Niko.
-¡No puedo estar tranquilo! Entiendan, tú confiaste en mí, Frank, y en que Gerard estaría bien.
-Ray, eso le pudo pasar a cualquiera.
-Pero me pasó a mí, Pierre.
-¿Y? Eso igualmente pudo ocurrir si Frank los hubiera acompañado.
-No, ahí hubieran sido 3 contra uno.

Una infinidad de pensamientos auto-destructivos y de culpabilidad rondaban por mi cabeza, cada vez hacían más ruido y sabía que había una forma de calmarlos, lo único que debía hacer era alejarme de todos, de todo aquel que pudiera ser testigo y dejarme acompañar por un objeto. 

-¿Saben qué? Sólo olvídenlo, mejor me voy a mi casa, lo siento, no puedo con esto y quisiera estar solo. Con permiso.
-Vaya -alcanzó a expresar Frank en voz baja y algo decaído.  

Me retiré hacia mi casa y una vez ahí me encerré en mi cuarto, nadie me molestaría...

*Fin del flashback Ray*

-Simplemente me sentía muy frustrado por todo lo que está pasando y decidí hacerlo para calmarme -respondió finalmente.

-Ray... creí que ya no lo hacías -comentó David con un tono realmente decepcionado.

-No me digas que lo hacías desde antes, Toro.

-Complejo de Miss Cristel detectado -dijo Niko respecto a mi comentario y yo sólo le lancé una mirada algo pesada -¿Qué? Lo digo porque lo llamaste por su apellido.

-No metas a nuestra antigua maestra.

-Lo siento...

-Raymond ¿Te cortabas desde antes? -pregunté acercándome a él.
-Tal vez...
-¿Sabes? Tú y yo tenemos que hablar luego, ahorita sólo... consigamos algo de dinero.

Ray bajó la mirada, se veía apenado, pero yo estaba decepcionado. Jamás lo esperé de Ray, quiero decir, no es el chico más sonriente del mundo ni del grupo, sin embargo es el más maduro y racional; no lo sé, simplemente no lo esperaba de él. 

Al final del día sólo logramos juntar 100 dólares, aún nos faltaban 9'999,900. Qué duro ¿A cuánto estará la docena de limones?