~Capítulo 6~ Par de Zorras

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Abrí los ojos de par en par mientras pequeños gemidos llegaban a mis oídos... ¡eran DongHae y la maldita sirvienta, desvistiéndose para tener sexo!

Apreté los puños y sin pensarlo dos veces caminé directo a la habitación, haciendo sonar mis pasos.

Apenas ingresé la maldita empelada se detuvo y levantó la mirada prisa—

-¡Maldita zorra!—Grité-- ¡Lárgate! ¡Fuera de aquí! ¡Estas despedida! ¡Estas fuera! ¡Quiero verte fuera de mi casa!— Mi respiración era acelerada y agitada, estaba furiosa y solo quería golpear a la maldita sirvienta—

-Lo siento señora- Habló recogiendo su ropa de prisa—De verdad los siento—

-¡Sal de aquí!—Grité furiosa ¡Maldita sirvienta!-- ¡No te quiero volver a ver a la cara!—

La empleada salió corriendo de la habitación, cerrando la puerta de golpe—

-¡Eres un maldito perro! ¡Un maldito imbécil! ¡Es una mendiga sirvienta!

-Maldita sea (TN). Por tus estúpido celos he perdido mi acostón—SE acortó sobre su cama sin interés a mis gritos—Ya lárgate y deja de joderme la paciencia—

Lo miré furiosa, pero pronto mi mirada de enfado se fue transformando a una de excitación la bajar la mirada hasta el bulto de sus pantalones, el cruel estaba bastante grande. Tenía una gran erección... y yo moría porque me hicieran si ya ¿Cuántos años han pasado desde la última vez que lo hizo? Bastantes.

-Te ha dejado con un problema—Señalé a su bulto—

-Ha sido tu maldita culpa—Se quejó, serio.

Di pasos lento a has allegar a la cama y me incliné sobre él, arrodillándose para quedar a la altura de su cremallera—

-Si deseas yo te puedo ayudar a quitar tu problema—Hablé con la voz un poco ronca al sentirme excitada. Subí las manos hasta su cremallera mientras me mordía el labio, mirando fijo hacia el bulto. Terminé de abrir la cremallera y me dispuse a introducir la mano a sus pantalones, pero antes de hacer aquello, su mano me sujetó impidiendo seguir avanzando—

-Detente—Habló. Levanté el rostro y lo miré con cierta sorpresa—

-¿qué ocurre?—

-Ocurre que no tengo ganas de ti. Lárgate de mi habitación y déjame solo— Me quedé estupefacta, completamente muda y sintiendo una gran vergüenza recorrido todo mi cuerpo. Me estaba ridiculizando en mi propia cada.

Tragué saliva y lo miré con cierto enfado—

-Imbécil. ¡Eres un idiota!—Me paré de prisa y le di la espalda-- ¡Maldito! ¡Ya verás que no volver a ver a esa estúpida sirvienta una más en esta casa!—Salí gritoneando y echando la puerta con tal fuerza que se hizo un gran estruendo. Salí caminando de prisa sin importarme nada. ¡Me había rechazado de nuevo!

¡Maldito imbécil! Nadie me rechaza ¡Nadie se burla de mí de la manera en que tú lo haces!—

-¡Estúpido!—Grité entrando a mi habitación y cerrando la puerta de golpe-- ¡eres un estúpido!

Sujeté un perfume, el primero que vi y terminé estrellándolo contra el suelo, haciéndolo añicos y liberando su olor a vainilla por toda la habitación. ¡Maldito! ¡Te vas a arrepentir! No volverás a ver a esa sirvienta, jamás en tu vida.

Me quité mi bate de dormir y enseguida me acosté a la cama. Me costó trabajo conciliar el sueño, en realidad la sola idea de que Donghae haya podido llamar a esa empleada yo ella haya regresado con él apenas salí me hacía enfadar tanto que deseaba saber para golpear y sacra a la sirvienta arrestándola de los cabellos.

Daydream. Lágrimas de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora