~Capítulo 25~Renuncia

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-¿Es tu última palabra?—Preguntó mi marido mientras observaba el papel que tenía escrito en él, la renuncia de Donghae. Tenía los brazos cruzados y la mirada fija hacia otro lado.

-Si. Debido a mi matrimonio ya no me será posible seguir trabajando como guardaespaldas de la señora—Confirmó Donghae.

Lo miré de reojo apretando los dientes. Tranquila... no hagas nada de lo que te puedas arrepentir (TN).

-Es una lástima—farfulló Siwon—Fue un gusto tenerte como guarda espaldas de mi... querida esposa—Dio un tono de susurro al pronunciar las últimas dos palabras.

Tragué saliva un poco nerviosa, pero me limité a guardar silencio—

-Lo siento. También—Ha sido un placer trabajar para usted—extendió la mano hacia mi marido—Un placer, señor Choi—

-Un placer—le estrechó la mano—Señor Lee... -- Sus palabras se quedaron flotando en el aire mientras sus ojos se mantenían clavados en los de Donghae, formando un ambiente denso. Mis labios entraban entreabiertos y mi garganta se secaba... tenía una sensación horrible en el pecho—

-Será un gusto tenerlos en mi boba—Añadió Donghae pasando de reojo su vista hacia mí—

-Así será. Gracias por la invitación. Es una lástima que usted no haya estado en la nuestra—Completó acercándoseme para pasar la manos por mis hombros desnudos. Mordí mi labio y traté de esbozar una sonrisa, mirando de reojo, cómo el cuerpo de Donghae se tensaba—

-Sí. Es una lástima—Contestó arqueando las cejas. Me sentía más nerviosa que nunca. Quería correr en ese instante para marcharme con Donghae... pero tenía miedo—Hasta la próxima—Se inclinó levemente hacia mi marido y luego hacia mí, en señal de respeto y luego dio la vuelta para marcharse. Observé su espalda ancha alejándose, y sus pantalones elegantes cayéndole por las caderas, dándole más atractivo a él. Avanzó a pasos firmes y marchándose de mi lado.

-Llamaré para contratar a alguien más—Comentó Siwon observándome-- ¿Algún problema?—

-No. Sacudí la cabeza—Ninguno. No te preocupes.

-Genial—Sonrió levemente alejándose de mí. Estaba inquieta y bastante incómoda con la situación. Esto era una locura. Una locura de la que ahora no me arrepentía.

Pasé la mañana arreglando la sala y combinando nuevos colores con los muebles. Mi marido había acabado de salir y yo me disponía a la entrada de la casa. El chofer de prisa, trajo el coche, listo para llevarme adonde quería.

"Al Spa" indiqué al chofer. En menos de diez minutos ya nos encontrábamos allí. Abandoné el auto e ingresé al edificio. Caminé hasta llegar a la puerta del otro extremo, miré de reojo para asegurarme que nadie me siguiera.

Detuve un taxi y lo abordé, indicándole la dirección. En, maso menos, veinte minutos, me encontraba en el barrio de mala vida que solo me traía recuerdos de cuando era niña.

El taxista me dejó en la puerta de la casa. Bajé de este y me apresuré a tocar el timbre, Estaba ansiosa, preocupada. Donghae me había comentado que sus padres habían tomado un viaje por lo que estaría solo. Moría por verlo, moría por besarlo y sentir sus caricias sobre mí cuerpo. Moría por que me hiciera el amor.

La puerta no tardó absolutamente nada en abrirse, y con ella, Donghae. Traía puesto unos vaqueros que le caían por las caderas y un polo negro de manga acero, dejando ver sus fuertes brazos. Me acerqué de inmediato y levanté mis brazos tras su nuca, alcé la cabeza para jalarlo y besar, deseosa, sus labios.

Daydream. Lágrimas de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora